Segundo día en Kasane – la experiencia con los 4×4 del día anterior fue intensa, inolvidable, pero sobretodo IRREPETIBLE…más que nada porque no nos atrevíamos a repetirla.
El parque es enorme, y pensamos que otra forma de seguir viéndolo era por barco, desde el rio Zambezi (que divide Botsuana y Namibia). Salimos a las 14:30 y estuvimos 3 horas en el barco, que no se nos hicieron largas en absoluto.
Más que barco, era una lancha – esto es relevante para lo que contaremos a continuación.
Empezamos por los cocodrilos. El primero causó mucha impresión, el segundo bastante respeto, pero cuando ya habíamos visto el sexto, ni siquiera sacábamos fotos. Hay un montón…y lo que realmente impresiona no es tanto el tamaño (que también), si no lo cerca que la lancha se pone de ellos. Uno de ellossaló en el agua y salpicó con la cola a Sandra (de poco no le da con la cola). A verlos te acostumbras…a que se te pongan a 1 metro de distancia no.
En el apartado aves, vimos cosas bastante variadas – quizás la más especial fue el águila pescadora, animal nacional tanto de Namibia como de Botsuana. Son bonitas, pero cada vez hay menos porque no son muy listas (manía de cazar serpientes que las ueden matar, peces demasiado grandes que las ahogan o de pelearse entre ellas y caer al agua para ser devoradas por los cocodrilos).
Por lo demás, todo fue normal. Y por normal nos referimos a lo que en África es normal – paisajes de postal, multitud de especies interactuando de mil maneras y en general la sensación de que estás viviendo un especial del National Geographic.
Hubo 3 animales que merecen una mención especial en el viaje
Búfalos
Uno podría pensar que son vacas con cuernos más gordos…NADA más lejos de la realidad. De hecho, si algún día las vacas aprenden algo de los búfalos, los humanos estamos jodidos.
Los búfalos le temen a muy pocas cosas. Lo que nos explicó el guía:
- Hacen falta entre 6 y 7 cocodrilos para acabar con un búfalo
- Cuando los búfalos llegan a un bebedero, hasta los elefantes tienen que ceder el turno alguna vez
- Los búfalos beben del rio sin miedo…un cocodrilo no es amenaza.
- Los leones van solo a por las crias, porque un búfalo es demasiado arriesgado
- Pelean entre ellos con tanta fuerza que a menudo se parten los cuernos
A nosotros nos seguían pareciendo unos bonachones grandotes y tranquilos, pero desde este viaje les tenemos más respeto.
Elefantes
Uno siempre siente algo especial en presencia de estos gigantes. Te sientes vulnerable y diminuto…humilde. Verlos desde el coche te da cierta sensación de distancia – es sólo un cristal lo que te separa…pero aún así es diferente a tenerlos de frente, a pocos metros y sin ninguna barrera más que sus ganas de meterse en el agua (cosa que hace sin ningún problema)
Dos momentos destacados cuando atracamos la lancha a menos de 20 metros de un macho joven y cuando al final del día, con el atardecer de fondo, vimos como cruzaban con sus crías desde la isla a tierra.
(Putos) Hipopótamos
Si, el calificatio no esmuy sutil y a lo mejor no está justificado. Sin embargo, después de ver los primeros ojos sobresaliendo del agua, esta fue la conversación entre el guía y Sebas
– Es cierto que atacan a los barcos?
– Si. Se ponen debajo y los voltean, luego pueden atacar a las personas
– Y qué tan a menudo pasa eso?
– Un par de veces al año
– Y cómo haces para evitar eso?
– Bueno, nos fijamos en el agua…si vemos burbujas u olas, sabemos que están viniendo
Obviamente, esto NO tranquilizó a nadie. Desde ese momento, empezamos a insistir para que no se acercase demasiado, pero el guía (quizás para demostrar que dominaba el tema), no hizo más que ponerse cerca de ellos…y a veces hasta paró el motor.
Serésincero – hubo risas nerviosas, hubo bromas para relajar el cuerpo y grititos reprimidos de «vamonos, vamonos» entre los adultos. Sentimos algo parecido a lo que nos pasó con los elefantes el día anterior.
Putos hipopótamos.
Acabamos el día con un atardecer de película y cometiendo un nuevo crimen en África (tras sobornar a los funcionarios de la frontera). Compramos cervezas en el mercado negro!
Esa mañana, mientras pedíamos cafés en un Lodge cercano, Sebas le preguntó al camarero si tenía cerveza – sabiendo que la respuesta sería NO. Por qué? Porque en Botsuana han prohibido la venta de alcohol mientras dure la pandemia (por aquello que los borrachos no siguen las normas) – estamos a palo seco desde que llegamos.
Pues bien, hablando hablando, Sebas y el camarero acordaron una compra-venta fuera del Lodge, después del Safari en barco. Y así fué – esa tarde, al volver, nuestro «contacto» nos esperaba con una bolsa misteriosa…con 6 cervezas!
Una raya más para el tigre – ya podemos decir que hemos comprado alchol de contrabando en plena ley seca!
Hola chicos. Imágenes espectaculares sin duda. Pueden hacer un libro para National Geographic. De verdad tenéis cullons. La sensación de perill es constante. Ya tengo ganas que regresen, creo que este es un viaje que los marcará. Cuídense. Besos para todos y a ver como echan en falta la adrenalina cuando vuelvan