Historias paralelas en Katima Mulilo

Salimos de Rundu relativamente temprano – aquí el ritmo es lento para todo (servir el desayuno, la comida, la cena). A eso de las 10:00 estábamos en la carretera.

Nos esperaban otros 500 km de viaje – unas 6 horas con paradas incluídas. Era el segundo día consecutivo de palizas al volante, y Sebas no podía más. Después de los primeros 200 Km le pasó el volante a Sandra (tras la comida)…y Sandra aguantó unos 4 km. En ese momento su colega bosquimana (lo decimos porque suponemos que se contaron el plan durante la comida a base de chasquidos) Remei paró el coche alegando que «Sandra le había hecho luces»

Sandra no hizo luces, pero eso no impidió que le devolviese el volante a Sebas (para cachonde de todo el grupo)

El trayecto fue muy parecido al que hicimos hasta Rundu, con poblados de chozas a los laterales de la carretera. A nosotros nos seguía fascinando (no en un sentido morboso) que haya tanta gente viviendo aun igual que hace 200 años (con placas solares y móviles)

Llegada a Katima Mulilo

Llegamos a Mutuya Lodge sobre las 18:00, justo para la cena (se cena las 19:00). Nos fuimos a la cama completamente destrozados y con un plan para el siguiente: PCR y actividades

Al día siguiente la primera parte del plan salió medio bien – conseguimos hacernos las PCR en domingo (algo dicícil en este país tan religioso), pero con la lentitud habitual. Tardamos 2 horas en hacerlas, así que tuvimos que renunciar a la actividad de la mañana (visitar uno de esos poblados a pie de carretera)

La parte buena de eso es que vimos el hospital público (que estaba mal, pero mejor de lo que esperábamos). También pudimos pasear por la ciudad (23.000 habitantes) – caótica, vibrante y polvorienta. Comimos en un restaurante de la ciudad donde Sebas pidió Sushi – por aquello de que va un argentino afincado en españa y le pide a una camarera namibia que le prepare comida japonesa…de alguna forma eso acaba en chiste.

Por la tarde planificamos dos planes paralelos, ambos en barco por el río Zambezi.

Plan chicas – Ver animales en el río

Sandra, Remei y Amalia embarcaron sobre las 16:00. El plan era ver algunos cocodrilos, con suerte algún hipopótamo y muchas aves.

El paseo en la embarcación te lleva a hacerte una idea de como son las orillas del río. Por el lado derecho,clubs de pesca y lodges con sus propias embarcaciones, para gente blanca en Namibia. La orilla izquierda,casas muy modestas de pescadores negros de Zambia, Es así, el apenas 6% de la población en Namibia es blanca y es la que atesora tierras y dinero.

El paseo fue muy interesante a pesar de que no logramos vern ningún hipopótamo, cocodrilos muchísimos, son muy ràpidos, por lo que no son aguas para darse un bañito (pescadores e hijos caen en sus fauces). Durante todo el paseo pudimos ver y observar más de 50 clases de aves,como pescaban peces o insectos. La que llamó sin duda nuestra tención fue el Abejaruco carmín, un ave pequeña de color carmesí , turquesa y azul, que a parte de ser preciosa tiene un comportamiento curioso. Hacen sus nidos en cavidades bajo la arena en la orilla del río o en acantilados arena.Son una especie protegida y tienen tres depredadores por excelencia, las serpientes ( en concreto una Mamba negra que vive en la zona y que no vimos por suerte), otra especie de ave y los chinos, que como los rinocerontes los deben ver exóticos o vete a saber que. De hecho pagan a la gente de Zambia para que cruce el río y los coja para ellos. Así que en Namibia han tenido que poner guardas.

Vimos otros tipos de abejarucos, de colo verde,entre otras especies coloridas. El paseo se hizo corto mientras disfrutábamos de unas cervezas y una coke en el barquito mientras volvíamos viendo la puesta de sol.

Plan chicos – Una tarde de pesca

Sebas, Hugo y Joan Carles embarcaron a las 14:30. El plan era pescar algo, lo que fuese.

Durante casi 4 horas paseamos con el barco intentando diferentes métodos de pesca

  • Lanzar la línea mientras el barco avanzaba lentamente con cebo artificial
  • Lanzar la línea lejos y dejar que fuese con la corriente
  • Pescar parados con cebo real
  • Pescar parados con cebo real de gran tamaño

No tuvimos sierte durante todo el viaje – después de tres horas estábamos en números rojos (perdimos 2 cebos artificiales entre las ramas hundidas en el río)…y ya no teníamosmucha esperanza en pescar nada.

No estábamos tristes en absoluto – el paisaje era increible. Vimos cocodrilos, hipopótamos (demasiados rápidos para las fotos), multitud de pájaros diferentes, pescadores y poblados a ambos lados del río. Además, la sensación de avanzar a gran velocidad por el rio con la lancha, como si uno volase sobre el agua, era increible.

Eran las 17:45 (15 minutospara el fin de la excursión) y los peces no podían importarnos menos. Estábamos relajados y felices de poder estar ahi. Y entonces pescamos esto.

Un siluro de 9 kilos! Casi tan grande como Hugo. Lo pescó Sebas – pero fue un trabajo en equipo, porque os podéis imaginar que sacar eso del agua no es tarea fácil.

Sacamos las fotos y lo devolvimos al agua. Volvimos felices como anices después de una jornada perfecta.

Acabamos con otra cena a la luz de las velas oyendo los sonidos de la jungla.

Un comentario sobre “Historias paralelas en Katima Mulilo

  • Fani 30 agosto, 2021 at 23:59 Reply

    No veo yo a Sandra conduciendo mucho Sebas. Paciencia 🙂 Sumando experiencias

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