En nuestra cabeza el plan era tal que así:
- Cruzamos la frontera entre Botsuana y Zimbawe
- Pasamos el día alegremente en las casacadas
- Cruzamos a Zambia a ver el otro lado y difrutamos de un paseo por Livingstone
Fácil eh? Si alguien que conozca los controles de frontera entre esos países lo lee, se rie en nuestra jeta – y con razón.
Por eso vamos a contar las experiencias de cómo vimos las cataratas en otro post – este es para explicar otro tipo de experiencias
La entrada y salida de Botsuana fue rápida, sencilla y gratis. Incluso vimos un gran Bobab.

Zimbawe
Empezamos con Zimbawe – 70% corrupción, 30% burocracia. Nos dimos cuenta de como iba el tema cuando empezamos a ver amables sujetos acercándosenos como una manada de chacales sobre una gacela moribunda. Todos my gentiles…hasta que decidieron que ya se nos había asignado a un chacal alfa que se llevaría el botín.
Nos hicieron pagar por cosas que ni recordamos – visas, tasas sobre emisión de carbón (por el coche), seguro para el coche y permiso para transitar…no queremos hacer cuentas, pero seguro que más de 300 € se nos fueron ahi.
Entre los conceptos que cobraron, 20 € por pasar el coche por un spray anti-covid (si, como suena). Evidentemente, despues de pagarlo nadie nos echó ni un escupitajo al coche – esa fue la «mordida».
Los trámites duraron más o menos 90 minutos, que pasamos al sol y sin nada que beber ni comer. Sebas se buscó la vida para conseguir algo de pan, patatas fritas y agua. Combinado con unos salamis que arrastramos desde los primeros días en Namibia, nos dieron un menú 3 estrellas Michelonazo.
Mientras a nosotros nos cobraban todos esos impuestos por pasar los coches, vimos varios coches de alta gama (Lexus, Mercedes) SIN MATRICULA pasar la barrera sin ningún tipo de control. Al entrar al país encontramos uno de esos coches aparacod bajo un árbol, sin conductor – a la espera de que alguien lo recogiese.
Nadie intentaba ocultar estas cosas, la corrupción era obvia para cualquiera y estaba institucionalizada. Sentimos asco y pena por los trabajadores que vimos más adelante, limpiando la carretera. Si aquellos eran los chacales, estos eran los pobres borregos – las víctimas del continuo espolio.
Salir de Zimbawe fue aún peor.
El proceso fue igual de lento, pero esta vez tomó un cariz más agresivo. Nuestro pecado fue tener TODOS los papeles en regla. Certificados de naciemiento, visados, PCR…todo. Y esto no les gusta, porque no tienen como presionarte y extorsionarte para conseguir dinero.
Y que hicieron? Hacernos esperar innecesariamente, mandarnos de una punta a otra (a ver si nos agobiábamos con las prisas) – pero permanecimos tranquilos. Como esto no funcionó, pasaron a ser bordes, muy muy bordes.
– Estáis vacunados?
– Si.
– Seguro?
(nosotros nos reimos en su cara)
Seguían insistiendo, amenazando con quitarnos el permiso temporal que nos permitia re-entrar en Zimbawe – se lo dimos sin problema.
Volvieron a la carga, a hacernos abrir el maletero – tampoco nos pusimos nerviosos.
Al final, cuando ya estaban apunto de abrir la puerta, el último militar (el de la puerta) fue menos sutil y le dijo a Sebas
– «Tienes alguna cosa para mi?»
– A que te refieres (haciendome el tonto)
– Dolares, Rands, Euros…
– Jajajaja. NO
Subimos al coche y salimos por la puerta medio abierta que nos dejaron (lo mínimo para pasar)
Por cierto – vimos a una pareja de rusos pagar la «mordida» y pasar en 5 minutos entre risas de colegueo. Sin preguntas y con las dos puertas abiertas de par en par.
Zambia
Después de salir de Zimbawe (con la firme convicción de que no volveremos jamás), llegamos al control fronterizo con Zambia – seguros de que no podía ser peor (meted las risas del público aquí)
Zambia – 80% burocracia, 20% corrupción. Es posible que la burocracia sea el resultado de intentar frenar la corrupción.
La experiencia en Zambia casi acaba con nuestra cordura. Sabíamos que algo iba mal cuando más de 10 personas empezaron a correr hacia el coche con caras de haber encontrado petroleo (guiris!). Uno de ellos se quedó muy cerca de nosotros y en cuanto pudo nos cogió los papeles para «ayudarnos»en el proceso.
Sebas le quitó los papeles, pero el amigo (al que llamaremos Charlie a falta de un nombre mejor) dijo
– Donde está el salvoconducto de la policía para el coche?
– Tenemos la carta de autorización de la agencia
– Si, lo he visto, pero no es eso.
Y entonces caimos. No avisamos a la agencia de que pasaríamos por Zambia (no estaba claro en los planes) – así que no prepararon los papeles para eso. Estábamos jodidos.
El oficial de la ventanilla (al que llamaré Cletus) nos informó de que sin ese papel no podía procesar la solicitud. A lo que Sebas le dijo
– Tengo a 4 personas y 2 niños aqui fuera. O nos dejas pasar o nos dejas volver a Zimbawe, pero no tengo el papel. Ahora qué?
Charlie y Cletus se miraron un poco nerviosos. Cletus sugirió que la agencia lo mandase por e-mail, pero no teníamos tarjetas SIM de Zambia así que eso no era una opción (pero hay que reconocer que buscaron una solucion legal hasta el último momento)
Entonces sucedió la magia del tercer mundo. Charlie nos llevó fuera y nos dijo que podría negociar una «ayuda» para Cletus, para solucionar el problema. Después de idas y venidas (ya llevábamos 1 hora ahi), se acordó 50 USD por coche.
Entonces Cleus salió fuera, apuntó muchas cosas del coche, y se metió en su cueva. Tardó 1 hora más en completar los papeles.
Cuando acabamos eso, tocaba pagar muchas cosas más, algunas de ellas en divisa local (que evidentemente NO teníamos). Nigún problema! Un sueto anónimo con un fajo de billetes de los cambia (sin recibo, tasa de cambio oficial…a pie de calle)
Seguimos para bingo. Último pago por hacer (ya llevábamos otros 200 €) y cuando solo falta imprimir el último formulario…se va la luz! (más risas del público)
Chralie se llevó 20 dólares (give me something for a drink)
Otros 30 minutos esperando y por fin estamos en la salida. Entregamos los papeles a la oficial de la puerta (incluyendo el pase de salida)…y decide ir a comprobarlo todo OTRA VEZ dentro de la oficina. Ahí confieso que empecé a mirar el rifle del oficial de la puerta y a evaluar mis opciones.
Por fin abrió la puerta y salimos de ese infierno…para encontrarnos con la entrada a las cascadas que están a 1 minuto de la frontera (podríamos haber pasado caminando, pero no queríamos volver por Zimbawe con el coche)
Aparcamos en el parque sin tener muy claro si el país era realmente corrupto o si lo habían hecho para salvarnos el culo. Unos militares nos sacaron de dudas al intentar cobrarnos por un parking que era gratis.
La salida de Zambia no requirió ningún trámite.
Botsuana
Para entrar en Botsuana pasamos por un puente nuevecito que perfectamente podría estar en Europa. Entramos en unas instalaciones fronterizas nuevas, ordenadas y vacías.
Acaban de inaugurar este control de frontera, así que (aunque con demasiados pasos), el proces fue sencillo, rápido y amable. Sin duda este país no es como el resto.

Y las cataratas valieron la pena?
Eso en el siguiente post.