El madrugón nos sirvió para llegar pronto a Tenerife. Ahora las cosas son diferentes, hay que mantener distancias, llevar mascarillas, etc, aunque la gente respeta bastante las normas. Todo fue tranquilo.
Tras recoger el coche de alquiler y ver nuestro alojamiento nos fuimos a comer a Santa Cruz de Tenerife, al restaurante San Sebastián 57, una grata sorpresa, comida elaborada y de calidad. Tras la comida, moverse era difícil, estábamos pesados y el calor era aplastante, pero decidimos seguir las recomendaciones de una amiga (Fani) e ir a Icod de los Vinos a ver un Drago milenario. Las imágenes resumen bastante lo que vimos.
Decidimos cenar en el alojamiento pues estábamos muy cansados y queríamos recuperar fuerzas para gastarlas todas en el Teide. Los precios aquí son mucho más asequibles que en península.