Tras el desayuno emprendimos camino a Armenia, nos esperaban 5 horas y media de trayecto en coche y un paso de frontera que habíamos leído era complicado. La verdad fue que en la frontera, los oficiales fueron muy amables y se hizo todo bastante rápido. Allí mismo pudimos comprar el seguro para el coche y la tarjeta Sim para poder tener internet en el país.
Lo interesante comenzaba a partir de ese punto, el resumen es que las carreteras no están todas en perfecto estado, de hecho son frecuentes los baches profundos, la falta de asfaltado en algunas partes y trayectos, caminos de piedra y un solo carril por sentido. La ventaja es que no hay mucho tráfico y se pueden ver coches de la era soviética.
Antes de llegar a Dilijan teníamos planeado parar en Haghpat y Sanahin, ambos monasterios del año 976 aprox, construidos en medio de un pueblo (diferente a los que después visitaremos) y declarados Patrimonio de la Humanidad por considerarse obras maestras de la arquitectura religiosa y centros de aprendizaje en la edad media. Consiguieron impresionarnos tanto como los khachkars (cruces de piedra) que tanto veremos en Armenia. El emplazamiento también es precioso, la sensación es increíble, además de estar prácticamente solos.
La comida fue en un restaurante escondido tras abandonar el monasterio Haghpat, truchas recién pescadas, kebab y verduras, delicioso y muy barato.
Tras la visita de los monasterios y varios altos en el camino para admirar el paisaje, llegamos de noche a Dilijan, a nuestro hotel Casanova inn, estaba muy bien, amables y ya adelantamos que el desayuno espectacular y variado. Pero esa noche, decidimos cenar en el centro de Dilijan y pasear por la parte antigua, una calle bonita y poco más.
Armenia promete!