Rumbo a Cappadocia… otra vez!

Por fin llega el momento más esperado del año, preparados para las vacaciones y con los ánimos arriba fue muy fácil el trayecto Barcelona-Istambul-Nevsehir.

El nuevo aeropuerto de Istambul, por cierto, impresiona por el tamaño y por su arquitectura. Llegamos a Goreme, nuestro destino final, ya anochecido. Eso no impidió ver las chimeneas de hadas y todas las luces de la noche que le daban al lugar un aspecto pintoresco. Goreme es un pueblo pequeño dentro de la Cappadocia, lugar que nos va a permitir explorar un poco la región.

En el hotel Sevenrock cave nos encontramos con Jaime y Nati, eran las 20:30 y no teníamos mucho tiempo para contratar un tour para el siguiente día. Por suerte, la ciudad entera vive del turismo y había varias agencias abiertas. Después de explorar un poco, nos quedamos con una que a priori nos pareció correcta y que nos aseguraba poder ir en tour privado, con guía, eso sí en inglés. Entradas, comidas, transporte, guía, por 38 euros por persona,; no es barato pero es lo que cobran de media.

Tras la búsqueda nos fuimos a cenar a una terraza con música en directo, el camarero jefe era a la vez el batería del grupo.

Así empezaba nuestra aventura por Anatolia

 

Ruta Verde

A las 9:30 y tras un desayuno ligero, las opciones son algo limitadas en el hotel, salimos en ruta.

La primera parada fue una panorámica de Goreme, del Valle concretamente, entre Goreme y Uchisar, donde la guía nos  explicó como se había formado toda la región por la erupciones repetidas de tres volcanes, de como todo lo que veíamos ahora árido y polvoriento, era hace millones de años, un lago.

Al acabar y bajo un calor sofocante nos dirigimos a una de las ciudades subterráneas, Kaymakli, al parecer, de las más bonitas para ser visitadas. Se cuentan alrededor de 39 ciudades subterráneas en Cappadocia, la última descubierta en mayo de este año.

Estas ciudades servían de refugio temporal a los habitantes de la zona en las varias guerras e invasiones de la región. El sistema nos pareció increíble, pues en realidad son ciudades escarbadas en la roca volcánica, en este en concreto, con cabida para unas 4000 personas y un detallito, una sola cocina.

A nosotros nos pareció agobiante imaginar 4000 personas cuando solo con los turistas que estábamos ya era difícil pasar por lo angosto y bajo del camino en algunos tramos. Dentro de la ciudad metían también a los animales, fermentaban vino y tenía su templo sagrado, o iglesias en tiempos posteriores.

Tras la visita, fuimos al valle Ihlara, que más que un valle es un cañón, de unos 100 metros de profundidad, una brecha por la erupción de los volcanes y que más tarde el río aprovechó como cauce. Después de bajar aproximadamente 400 escalones hasta el fondo del cañón nos esperaban casi 4 km de caminata siguiendo el curso del río.

La verdad es que el paseo se hizo agradable, sin demasiado calor. Aprovechamos para ver una de las tantas basílicas escarbadas en la roca e hicimos un parón en una zona de descanso , con tarimas encima del río y donde refrescamos los pies en el agua y la garganta con una buena cervecita fría.

Al acabar el trayecto, comimos en uno de los restaurantes de Belisirma, el cual llevaba el mismo nombre. El menú consistía en sopa de lentejas, ensalada y un plato principal a elegir entre trucha, pollo, cordero o ternera.

Con el buche lleno, el calor aplastante aprovechamos el rato largo que nos separaba de Selíme, nuestra próxima parada. En Selíme se encuentra el monasterio y la catedral, que son las estructuras más grandes escarbadas en la roca en Cappadocia.

De allí, de nuevo siesta hasta parar en el Valle de las palomas, en la panorámica se ven los agujeros en la roca. LA verdad es que de las palomas aprovechaban los huevos para hacer la base de la pintura para los frescos que veíamos en las capillas, iglesias, monasterios o catedrales escarbadas en la piedra; y aprovechaban el guano como fertilizante.

Se acabó nuestra excursión y decidimos deleitarnos con un vino de la zona alrededor de la piscina de nuestro hotel. La cena fue en Organic Kitchen donde comimos kebab en vasija, una forma rica y diferente de comer el kebab.

Ruta Roja

Ya nos hemos hecho a la idea de que no vamos a volar en globo por la Cappadocia, cosa que teníamos en mente hacer si o sí al llegar.

Varios han sido los motivos. El primero es que vale 250 euros por persona, eso nos obliga a gastar 1000 euros en medio día; si no viene el chino de turno y ofrece 400 por el vuelo, que es cuando la agencia te dice que te cancelan el vuelo y se lo dan al chino (es verídico y estuvimos hablando con gente a la que le había pasado). Segundo, a Amalia no le dejan subir por ser demasiado pequeña o bajita, y si ella no sube, nosotros tampoco. Y el último factor es que han anulado los vuelos del 15 y 16 de agosto por el tiempo.

Así que hoy nos toca hacer la ruta roja, o más convencional, esta vez con otra agencia y con guía en español. La primera parada fue el Museo Libre de Goreme, en concreto la Iglesia, que tiene los frescos mejor conservados de la zona. Tras la visita los niños se montaron en camello, muy caro,200 liras (aprox 36 euros los 4) por cinco minutos de nada. La felicidad a veces cuesta dinero.

Tras la visita, fuimos a la ciudad de Çavusin, habitada hasta los años 60 y abandonada tras un derrumbe. En esta ciudad como en todas había la Iglesia en la zona de arriba, pero también visitamos una mezquita muy pequeña y antes de que se construyesen los minaretes de las mezquitas actuales.

A estas horas el calor y el sol ya son asfixiantes y nos sentimos aplatanados. Así seguimos visitando Pasabag y las chimeneas de hadas. Nosotros estuvimos hace muchos años y cuando fuimos se accedía desde la carretera directamente y por camino de tierra, ahora hay pasarelas que te indican el sendero.

Tras la visita del Valle, el ánimo del grupo estaba en mínimos, por el calor y también por el hambre. Lo solucionamos en un restaurante buffet bastante apañado, restaurante Han. Tras la comida, algo refrigerados por el aire acondicionado, estábamos estuporosos por la comida. Decidimos acabar aquí el tour con tan solo dos trámites más, comprar tarjetas SIM y tomar un café espresso.

Para hacer estos trámites fuimos a Avanos y así de paso, visitar el río Rojo. Tras la compra de las tarjetas empezó a diluviar como si no hubiese un mañana y nos pilló a todos la lluvia. Pudimos tomar eso sí, el café prometido al otro lado del río atravesando un puente colgante.

Ahora ya con algo de frío y bajo una lluvia incesante volvimos al hotel, en nuestros planes nos esperaba tarde de piscina. En vez de eso, hemos aprovechado para escribir estas entradas del blog, mientras amaina la lluvia. Mira, parece que ya despeja, aún queda un poquito de tarde.

Un comentario sobre “Rumbo a Cappadocia… otra vez!

  • Dora 17 agosto, 2019 at 19:00 Reply

    Por fin tenemos noticias, menos mal que llovió y se dedicaron a los menesteres de la familia. Todos los días mirando mundo bicho hasta que aparecieron todos! qué alegría verlos a todos juntos! Un beso para tod@s y a seguir pasándolo bien! Los queremos

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