Arequipa, la ciudad blanca

Nos levantamos super temprano para coger el vuelo a Arequipa a las 6:40. Al llegar el taxista nos informa que Arequipa es la segunda ciudad más grande de Perú, tras Lima, con un millón de habitantes. Todo el mundo nos dice lo mismo, ya no nos lo creemos.  Por suerte nuestro hotel, La casa de mi abuela, estaba en el centro.

Arequipa está rodeada de volcanes y la piedra utilizada es la sillar, piedra blanca, por eso la llaman la ciudad blanca.

Tras un desayuno muy rico salimos a hacer algunas gestiones, pasar por la compañía con la que habíamos gestionado el tour por el cañón Colca, y visitar lo más emblemático de la ciudad: El Monasterio de Santa Catalina, la momia Juanita y la catedral.

El Monasterio de Santa Catalina, inaugurado en 1579, es verdaderamente bonito y merece hacerlo con guía por las explicaciones costumbristas de novicias y religiosas. La entrada de un adulto son 40 soles. Las mujeres que ingresaron como monjas al monasterio fueron criollas, mestizas y hasta hijas de curacas. Recién en 1964 ingresaron las primeras monjas españolas.

En 1582, Arequipa soportó un fuerte terremoto, sufriendo la construcción del monasterio graves daños. A pesar de ello se conservó la clausura. A partir de entonces, las propias religiosas repararon sus habitaciones.  Desde su fundación se han ido incorporando religiosas y haciendo habitaciones nuevas, con arquitectura de estilo colonial. El conjunto merece mucho ser visitado.

En la misma calle se encuentra el Museo Santuarios Andinos, donde se encuentra la momia Juanita, hallada en el volcán Ampato en 1995, perfectamente congelada por las condiciones meteorológicas, lo que ha permitido un excelente estado de conservación. Juanita es una niña Inca de 12-13 años en perfecto estado de salud, asesinada probablemente con un golpe de macana a modo de ofrenda y enterrada en posición fetal junto con estatuillas, ropajes, etc.

Parece que los incas sí hacían sacrificios humanos de niños frente a terremotos, erupciones volcánicas, desastres naturales. Se han encontrado otras momias de niños. La visita culmina con la vista de la momia en una cámara a temperatura de -19 ºC y con luz ténue para no propagar bacterias. Los brazos se conservan perfectos, el pelo, la dentadura, le falta el globo ocular derecho que le saltó tras el golpe. No se pueden hacer fotos, asi que esta es de Internet. A los niños les dió un poco de miedo.

Hicimos tiempo comiendo y tomando una copa en lo alto de un restaurante con vistas a la catedral, que es preciosa y monstruosa por fuera, esperando que la abrieran da las 5 para poder visitarla. Nos pareció más bonita por fuera que por dentro, pero pudimos ver la representación en madera del demonio dentro de una iglesia, toda una excepción.

Cenamos temprano, mañana partimos al cañón del Colca

 

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