Día 1
El trayecto en barco desde Iquitos hasta Muyuma duró 3 horas y todo el mundo estaba excitado por cualquier pájaro o planta que veíamos. Al rato de acostumbras de ver los mismos pájaros, pero el principio todo el mundo andaba cámara en mano fotografiando lo que se moviese.
La llegada fue buena – nos recibieron organizadamente, nos dieron de comer y nos asignaron habitación. Las habitaciones no tienen ventanas, sino mosquiteras (las paredes solo cubren la mitad, el resto es todo abierto con mosquiteras – por lo que los sonidos de la selva se escuchan como si estuvieses al raso.
Todo funciona con paneles solares, la iluminación es con leds de baja potencia y le da un aire entre romántico y primitivo.
A las 15:00 salimos de excursión por la selva que rodea el lodge. Caminamos unas 2 horas y vimos:
- Hormigas gigantes y otras minúsculas que pueden mandarte al hospital con pocas picadas.
- Un perezoso
- Muchas plantas y árboles medicinales y peligrosos
- Arañas de todo tipo
- Un mono “leoncito”
- Un ratón (dentro de un árbol) que era más grande que el monoç
- Un par de guacamayos que volaron sobre nosotros
A los niños les encantó la experiencia. A Hugo especialmente le encantan las aventuras en la naturaleza y los bichos – y a Amalia le gusta estar al aire libre y seguir a su hermano.
Volvimos al hotel para cenar (a las 19:00) y volvimos a salir por la noche, esta vez en barco, para ver caimanes.
Estuvimos apuntando con las linternas durante casi una hora sin suerte. Cuando ya nos dábamos por vencidos (en luna llena es más difícil encontrar animales porque te ven venir), nuestro guía (Armando) consiguió capturar una cría de caimán. Pudimos cogerla y tocarla – algo que Hugo no olvidará. Amalia tuvo que despertarse de un profundo sueño para tocarlo, ella quizás no lo recuerde tan vivamente.
Antes de acabar la excursión nocturna tuvimos la suerte de ver un capibara.
Los niños están encantados con estas actividades, seguro que estos días serán de sus preferidos en estas vacaciones.
Día 2
Nos levantamos a las 6 de la mañana para aprovechar el poco fresco porque cuando sale el sol esto es horroroso entre el calor y la humedad. El desayuno está establecido a las 6:30 para empezar las excursiones a las 7 de la mañana.
Salimos con la barca a ver la Victoria Regia, es una especie de nenúfar cuya hoja es gigante y áspera (puede aguantar 6 kg de peso ) y cuya raíz espinosa puede medir 5 metros . pasear por los afluentes del Amazonas te transporta a una peli de aventuras. En el paseo en barca siempre se puede aprovechar para hablar con Armando, nuestro guía y ver animales. En este paseo vimos sobretodo aves, como el martín pescador, garzas, buitres, cormoranes, mamá vieja (no sabemos el nombre común) como le llaman aquí.. también vimos iguanas.
Navegamos por el afluente hasta llegar al Amazonas a ver delfines grises y rosados. No te abarca la vista para la inmensidad del río, a veces parece que estés en mar abierto con pequeñas islas de vegetación. Para ojos inexpertos como los nuestros puede resultar un paisaje monótono, pero los ojos de nuestro guía nos descubren toda la vida que contiene este ecosistema.
Vimos delfines, tuvimos suerte, tanto grises como rosados, y tras la experiencia es cuando René (el guía de otro grupo de españoles que hemos conocido) como nuestro guía Armando, nos dicen , venga al agua. Perdón?? Aquí?? En medio literalmente del Amazonas?. El agua es marrón por los depósitos minerales y el fondo varía de 15 a 100 metros.. repito aquí?? Pues sí, con los bañadores puestos nos fuimos todos al agua, que estaba a la temperatura ideal y sabía dulce.
La verdad que para nosotros era una asignatura pendiente y lo hemos podido realizar esta vez, ha merecido la pena. Hugo no paraba de subir al barco y tirarse pero a Amalia se le quedó grabado el delfín y solo pudo tirarse una vez porque el miedo le era superior.
Justo cuando acabábamos nuestro baño, los guías dicen venga nos vamos que viene la lluvia y nos pilla de lleno. Al principio cuando caían las primeras gotas y nos colocábamos los ponchos nos reíamos, pero cuando empezó el diluvio universal y el viento nos golpeaba en la cara, ya dejamos de reir, mirábamos al suelo para que no nos entrase más agua en los ojos y aguantamos en bañador como pudimos. Cómo de tanto calor pasamos a que el frío se nos calase como se dice en los huesos. Los niños lo tomaron bastante bien pese al frío, lo arreglamos con una ducha caliente y una buena comida.
Tras una accidentada siesta porque con Hugo y Amalia es difícil descansar, salimos de nuevo a las 15:00 a pescar pirañas. Dos horas y media de pesca, qué rápidas son comiendo carne y menudos dientes, la ganadora con ayuda fue Amalia que pescó 4, Hugo y Sebas 4 y Sandra los volteaba pero que picasen solo una.
Toda una excitación para los niños, a Hugo le hubiese gustado pescar durante más rato. Tras esto fuimos tranquilamente navegando y viendo animales hasta la puesta de sol, de paso una charla muy interesante con Armando y la vida tan dura de los lugareños y sus costumbres.
Volvimos excitados y tras la cena volvimos a salir en excursión nocturna para ver arañas. Fuimos con nuestras linternas en medio de la selva, acojona un poco. Vimos arañas de todo tipo y la gran estrella de la noche, la tarántula toda peluchona ella. De paso ranas gigantes, saltamonte hoja, aves, gusanos gigantes y hormigas gigantes. A parte de todas las polillas y mosquitos que atraídos por la luz se nos metían en la nariz, orejas, ojos y para el de menos suerte en la boca.
Cuánta vida!!
Día 3
Como es costumbre nos levantamos a las 6 de la mañana para desayunar y salir de excursión a las 7. Esa mañana hacía neblina lo que significaba según nuestro guía que haría sol. Y no se equivocaba, en cuanto se disipó la niebla el sol te quemaba.
Esa mañana fuimos a un afluente más estrecho con la peculiaridad de que estaba tupido de plantas acuáticas, si no es porque vamos en barca, parece una pradera. Entre las plantas vimos caimanes , arañas a miles y pájaros. Fue un paseo tranquilo donde pudimos ver más perezosos, guacamayos, pájaros pescadores, etc.
Abrasados y Sandra acribillada por mosquitos volvimos bajo un sol abrasador a nuestro lodge a tomar unas cervezas que nos refrescasen. Hicimos un poco de tertulia antes de comer y mientras hacíamos el café empezó a diluviar, el tiempo aquí es impredecible.
Se despejó para la tarde, donde nos unimos a Inma, Marina, Albert, Alicia y Marc (dos familias de Tarragona la mar de simpáticas, con los que además nuestros hijos hicieron más que buenas migas) y salimos en busca del Ave prehistórico. Salimos en barca, el nivel del agua había bajado y nuestra barca se quedó atorada en las plantas, pero los guías Armando y René no se dieron por vencidos, y René que es el más fuerte se bajó de la barca, se metió en las plantas llenas de arañas que habíamos comentado antes y empujó hasta que nos desatascó, tras de eso, lo volvimos a intentar por el mismo sitio!! Y bueno con el machete y un poco de paciencia… pasamos al otro lado. Atracamos en un lado del río y tras una caminata por los barrizales llegamos a un claro desde el que pudimos ver a las aves, de lejos, en la copa de los árboles. Con los prismáticos y el zoom de la cámara pudimos observar lo bonitos y diferentes que eran.
De ahí nos fuimos a la aldea San Juan, una comunidad cercana al lodge, propietarios de los terrenos donde se ha construido el lodge a cambio de trabajo para esa comunidad y algunos beneficios más poco cuantiosos y una especie de tributo. Volvimos por el mismo camino, y atravesamos el mismo atasca y así nos retrasamos un poco, pero llegamos a la aldea.
La aldea son varias casas dispuestas alrededor de un gran campo de césped a modo de campo de fútbol o zona de recreo.
No hay más. Nuestro guía Armando vivió en esa comunidad durante 25 años, y era una especie de auxiliar o enfermero y también fue el que puso en contacto al dueño del lodge y la comunidad para hacer el business. Nos explicó que la gente se aburre tanto en la selva porque son comunidades pequeñas donde todo el mundo se conoce y no hay muchas diversiones, que tienen un elevado consumo de alcohol. De modo que mueren muchas personas por cirrosis alcohólica (nos contó que todos sus amigos murieron así) o ahogados en el río después de una buena borrachera. EN esta comunidad las mujeres empiezan a tener hijos a los 12 años, con los que con 30 años ya pueden tener 6 como es el caso de Carmen,una de las mujeres de allí.
Hicimos algunas compritas de artesanías hechas con frutos, piedrecitas, dientes de piraña..etc y nos volvimos ya oscureciendo para tener tiempo de cenar. La salida nocturna de esa noche fue un paseo en canoa, para ya sin el ruido del motor de la barca apreciar todos los sonidos de la selva….que dan un poquitín de miedo.. pero el sonido es relajante.. Como hay luna llena podemos ver las siluetas de los árboles, que no deja de ser un paisaje precioso pero nos impide ver las estrellas que aquí sin contaminación lumínica debería ser espectacular.
Con esta experiencia nos vamos hoy a la cama, a tener en cuenta que las habitaciones tiene pared hasta media altura y están totalmente descubiertas a excepción de la malla mosquitera por lo que se escucha también todo por la noche.
Día 4
Hoy solo hacemos salida por la mañana, nos llevaron en bote lejos del lodge y nos cambiaron a canoas para volver remando hasta el mismo, muy tranquilo el paseo aunque cuesta bastante remar.
Pudimos descansar y empacar un poco antes de la comida, ya que después cogíamos el bote de 3 horas de vuelta a Iquitos.
En Iquitos nos despedimos del grupo con el que más habíamos congeniado pues entramos y salimos de la selva el mismo día y habíamos hecho todas las comidas juntos.
Nosotros volvimos a nuestro hotel pues los demás ya se iban al aeropuerto a sus diferentes destinos. Nos dimos cuenta de que nuestro hotel estaba en todo el meollo y al lado del malecón. El paseo por la tarde camino de la lavandería fue agradable, así como el paseo por el malecón, donde nos sentamos en un bar a tomar unos mojitos mientras observábamos la majestuosidad del río.
Para cenar escogimos otro restaurante, el Mesón, muy rico pero demasiado abundante la comida. Mientras estábamos cenando, nos dimos cuenta de que no es una ciudad segura de noche, había mucho trotamundo, gente pobre, y uno un poco colocado que se había fijado en la Tablet de los niños… con nuestros radares a 100, guardamos la tablets, cenamos tranquilamente y volvimos al hotel con mil ojos por si nos habían “marcado”. Todo fue bien, paramos en sitio delante del hotel donde vendían café y por primera vez en Perú pudimos degustar un capuccino de verdad.
Se acaba la aventura en la selva, mañana volamos a Cusco a encontrarnos con Remei ,Joan Carles y Grau