De Fortaleza de Belogradchik a Koprivshtitsa

Esta entrada pertenece a la serie Bulgaria
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Abandonamos nuestro hotel pasando otra vez por Rabisha. El panorama de cabras en medio de la carretera, gente cortando troncos de leña a los lados y casas derruidas o a medio construir volvió a impresionarnos. No parece Europa, o por lo menos no la Europa del S.XXI que todos tenemos en mente.

La siguiente parada fue la fortaleza de Belogradchik, una construcción integrada con las formaciones montañosas de la zona que no sólo queda muy bien en las fotos, sino que está rodeada de interesantes formaciones rocosas.

La visita duró una hora más o menos, y Martin hizo que fuese una aventura para los peques (el equipo aventura recorriendo el castillo). Las vistas desde la cima valen la pena y todos coincidimos en que es una fortaleza diferente a todas las que hemos visto. Recomendable, sin duda.

De ahi nos fuimos a Koprivshtitsa, donde teníamos el hotel.

Koprivshtitsa fue uno de los centros de la Insurrección en abril de 1876 (el inicio del fin para el imperio Otomano en Bulgaria) y es conocida por su auténtica arquitectura búlgara. Pasear es fácil con niños, muchas calles tienen poco tráfico y los coches ceden paso a los peatones.

Aqui desubrimos una de las tradiciones Búlgaras que más nos han impactado: colgar esquelas en todo el pueblo cada vez que muere alguien. Las puertas de las casas y algunos lugares destinados a ello están cubiertos con esquelas. Algunas incluso en postes de la luz. Da la impresión de que cuanto más pública se hace tu muerte, más importante eras en vida, o más te aprecian tus familiares.

Al dia siguiente, antes de irnos, visitamos la casa más representativa de la arquitectura búlgara. Las habitaciones estaban bien ambientadas y las pinturas de la fachada en buen estado, la visita fue divertida para todos, y acabamos en 30 minutos. Nos quedó claro que aqui vivía la aristocracia y los intelectuales de la época, lo que en parte explica que la revolución se gestara aquí (donde había recursos y cerebros).

De momento todo está siendo fácil y agradable, como un paseo en el campo – estamos acostumbrados a países más difíciles y rutas más cañeras, y nos sobra tiempo por todos lados, pero estamos bien.

 

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