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Hoy la cita era el Palacio de Verano. Nosotros decimos que no, ya lo hemos visto, es enorme y no queremos hacer pasar por eso a nuestros hijos si nosotros ya lo hemos disfrutado. Martín y familia si fueron.
Nosotros salimos del apartamento con la calma y nos fuimos a la calle Quianmen , muy turística, se supone preservando la avenida del Emperador Qing y su esencia, pero la fachada es nueva y parece Port Aventura, solo adentrándote en los callejones laterales descubrimos de nuevo los auténticos Hutongs. Comimos por ahí, tomamos un café y nos fuimos a ver el complejo olímpico.
El objetivo era ir al Water Cube, en concreto al Water Park y disfrutar una tarde de agua. Lo conseguimos, los niños se lo pasaron pipa en este complejo acuático cubierto con luces de neón y actuaciones con pantalla incluida, unas chicas haciendo uan coreografía y un grupo tocando tambores, diría que digitales. El concepto de parque es extraño, acostumbrados a los parques de sol, el parque cubierto es más sintético, hay neón, hay música a toda pastilla, hay actuaciones. Hugo no se pudo montar en muchas cosas por la altura, aunque disfrutó de la piscina de olas.
Salimos como nuevos y ya había anochecido, así que el paisaje nos ofreció edificios de colores, en concreto el Water Cube y el estadio Olímpico, y algunos otros a lo lejos. Buenas linternas para nuestra cena a la luz de neón.