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Nuestro siguiente destino fue Hangzhou, donde el principal atractivo es un lago en medio de la ciudad (el lago del oeste), declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco – por qué? porque las «escenas» del lago (lugares diseñados para ofrecer una imagen determinada) han servido de inspiración a los diseñadores de jardines chinos durante siglos (y también a los artistas chinos que los han pintado en multiples ocasiones). El lago es tan famoso que una de sus escenas (las tres pagodas) está en el billete de 1 yuan.
La única pega es que coincidimos con los preparativos del G20, que se celebrará en septiembre de 2016. La ciudad lo vive como un acontecimiento histórico y las medidas de seguridad son completamente paranóicas:
- Han cancelado el espectáculo del lago *durante todo el año* por unos cuantos días de evento. (similar al que vimos con Fani )
- Han cancelado todas las reservas de AirBnb con más de 2 meses de antelación al evento
- Han sellado todas las tapas de cloacas con precintos
- Todos los accesos al lago están controlados. Los controles de seguridad crean enormes colas donde la gente se pone nerviosa a 40 grados al sol.
- Los hoteles han sido obligados a implementar medidas de seguridad (control de acceso electrónico, cámaras en los ascensores, funcionarios del partido comunista en recepción).
- Etc (lo que no sabemos)
A nosotros nos fastidió el espectáculo nocturno y nos supuso hacer una cola de 1 hora para entrar al lago. Lo único bueno es que una vez dentro, el tráfico estaba cortado y los niños podían caminar más tranquilos.
El lago en sí es solo eso, un lago. Sin embargo lo bueno está en las escenas – lugares diseñados a partir de elementos sencillos (estanques, plantas, rocas, puentes y caminos) que dan una sensación de harmonía y tranquilidad incluso cuando hay cientos (o miles) de chinos por todas partes.
Paseamos sin un rumbo muy definido y acabamos tomando un barco a una de las islas, donde pudimos ver los 4 estanques y las tres pagodas (que aparecen en el billete de 1 yuan). Fue un día tranquilo y agradable – sin ser espectacular, es una parada que vale la pena para descansar de tanta montaña y tantos chiringuitos de souvenires.
Lo que nos sorprendió más (y esto es una constante desde que empezamos el viaje) es el tamaño de las ciudades y las similitudes que empezamos a ver entre los chinos y nosotros. Cuando los vemos vestidos como nosotros, consumiendo lo mismo que nosotros y actuando como nosotros lo hacemos en las ciudades la globalización se hace muy real. Hangzhou ha sido el primer contacto (después de Hong Kong) con una gran ciudad y ya empezamos a ver cómo la China que conocimos hace 8 años ha cambiado:
- La clase media china está emergiendo con mucha fuerza en las ciudades. Todo el mundo tiene coche o moto. Los jóvenes ya son nativos digitales y no se extrañan de ver occidentales (aunque parezca mentira, en ciudades más pequeñas somos como estrellas de Rock). Los restaurants (baratos o caros) siempre están medio llenos…los más exclusivos con cola.
- Producen un montón de cultura para consumo interno. Aunque Hollywood es omnipresente y admirado, tienen sus propios ídolos, sus telenovelas y reality shows.
- Empiezan a expresarse de forma más atrevida en la moda y la estética. Chinas teñidas de rubio o de morado…vestidos atrevidos o looks «raros» ya pueden verse (lejos de Japón, pero se ve una tendencia)
Por último, los precios. Las grandes ciudades tienen un ritmo de vida muy superior a las pequeñas (y ya ni hablar de los pueblos) y los precios van a la par. Para nosotros es más caro Hangzhou (o Shanghai) que Barcelona.
Siguiente parada – Suzhou!
Hola a todos,
La foto de los 4 con las tablets es impagable, son la nueva generación…
Un beso enooorme para todos