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Hoy era el gran día de los enanos. Disney Shangai!
Según nos contaron, había que estar muy temprano por la mañana en la entrada (08:00) y hacer 1 hora de cola para pillar los pases de acceso rápido a las atracciones, que te permiten subir sin hacer tantas colas. Llegar nos llevó casi 3 horas (entre trenes y transbordos de metros)…después de levantarnos a las 05:30 de la mañana, llegamos a las puertas del parque a las 09:00. Un desastre.
Antes de entrar ya estábamos cansados. Y el sol era muy fuerte, con temperaturas de 40 grados o más. La cola del control de seguridad era brutal. Casi 1 hora de cola entre apretujones y codazos…para entrar en el Hall – donde tuvimos que hacer ooootra cola de 30 minutos para que nos dijeran que los fast passes se daban en cada sección del parque y que cuando se acaban se acaban, no puede comprarse.
Otros 20 minutos más tarde, a eso de las 10:30, entramos por fin el el parque propiamente dicho (5 horas después de levantarnos). Y todo para comprobar que:
- No había espacios de sombra suficientes. Tocaba caminar durante horas bajo el sol.
- Los tiempos de espera de las colas iban desde los 100 a los 165 minutos (sí, casi 3 horas de cola para 5 minutos de atracción).
- Amalia no se podía montar en nada.
- Los fast passes se acababan en cuanto salían.
Sebas se sintió muy estafado y enseguida propuso que aceptásemos que el dinero estaba perdido y que no perdiésemos todo el día en esa estafa. Martin no quiso irse y quiso dar una oportunidad al parque. Estuvimos un par de horas dando vueltas y comprobando que todos los tiempos de espera estaban por encima de los 100 minutos…y lo único donde pudieron subir fue en un Barco Pirata (no era una atracción, sino un escenario)
Al final decidimos separar el grupo. Martin se quedó y nosotros decidimos abandonar el parque e ir a conocer Shanghai. Hugo se portó muy bien y aceptó que cambiásemos el día en Disney por uno en Port Aventura. Fue muy razonable y se lo debemos. Ni una pataleta ni una queja.
Martin nos contó que por la tarde las cosas mejoraron y pudieron subirse en 3 atracciones. Eso, sumando a la comida en el castilo Disney (por 180 eurazos) hicieron las delicias de Daniela…no tanto las de Héctor. Es un parque para niñas pequeñas y niños mayores (Hugo y Amalia no encajaban tan bien).
A nosotros también nos fue muy bien. Fuimos al «Bund» de Shanghai, la estampa más turística de la ciudad. Paseamos, tomamos fotos y acabamos en una calle muy comercial, llena de luces y centros comerciales. Comimos muy bien y montamos en un trencito eléctrico. Shanghai no tiene mucho más que ofrecer, pero eso es bonito.
Al final volvimos a tener momento de estrés, con Martin y Ana cogiendo el tren por segundos y corriendo a todo trapo por toda la estación. Todos estábamos excitados por contar lo que habiamos visto, y podemos considerar el día una victoria para todos.
Y claro, tenemos una deuda con los nuestros.