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Nos levantamos muy temprano para coger el tren que nos llevaría a Suzhou donde nos deparaba un ritmo frenético viendo cosas. Pero las cosas no siempre salen como las planeas y no nos referimos a los niños, pues el trayecto en tren se hizo muy corto, no nos referimos al alojamiento , que estaba enfrente de la estación de tren y metro y era limpio y espacioso.. nos referimos en que cuando pusimos el pie en el alojamiento después de comer un monográfico de pollo.. empezó a llover.. a cántaros.
Duró poco la lluvia, pero lo único que hicimos ese día fuer comprar las entradas de tren y metro para ir a Disney y hacer los preparativos de ese tan esperado día. El viajecito a Disney nos costaba un viaje de media hora en tren bala hasta Shangai, allí unas 22 paradas de metro… iba a ser un día muyy duro. De momento entrenaron un poco en unas colchonetas que teníamos delante del apartamento.
Sin embargo, hoy solo compramos las entradas gastándonos un pastizal. Esa tarde sólo fuimos a ver un mercadillo nocturno, todo un despliegue de aromas y puestecillos de venta de baratijas. Cenamos en un pakistaní de lo más normalito y nos preparamos para el día siguiente.