- Bienvenidos de nuevo a Singapur
- El día se nos hace corto
- Todo eso y muuucho más
- Siete años después
- Vamos al Zoo
- Vuelta a casa
Acabamos reventados todos los días y volvemos a repetir, porqué nos hacemos esto. Nos levantamos con ánimo de ver tres cosas: los jardines botánicos, la Orchad Road y la noria más alta de Asia. A ver si somos capaces.
Taxi hasta los jardines botánicos, se han nombrado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 4 de julio de este año. Son jardines enormes, muy bien cuidados, muy harmónicos, parece que las cosas estén ahí desde siempre. La entrada a los jardines es gratuita, excepto para el jardín de las orquídeas, que es justo donde queríamos ir. La visita nos gustó, incluyendo el sol abrasador que hace que tengas ganas de salir corriendo. Hay orquídeas para aburrir, de todas las formas y colores, híbridas, VIP, lo que queráis.
Estuvimos toda la mañana paseando, aún había más pero estábamos cansados y aprovechamos para comer unas pizzas en los jardines. Hugo se cayó dentro de una pequeña fuentecilla, entre el susto y estar mojado (sino es en la piscina, playa o ducha ,no soporta tener la ropa mojada) se puso histérico. Después del remojón
Una vez refrescados, unos más que otros y aprovechando la hora de la siesta de los chanchos paseamos por Orchad Road. Singapur de por sí ya es un gran Mall o centro comercial, pero en esta calle ya es el colmo de las compras. Nunca hemos visto tantas tiendas de marca, y todo tan ostentoso, mil tiendas de Rolex, otras tantas de todas las marcas que os podáis imaginar. Estuvimos en centros comerciales cutres, en otros megapijos, el ambiente era interesante. Nos sorprendió que las tiendas estaban llenas por caras que fuesen, en una de Channel había gente haciendo cola para ser atendida. Pateamos centros comerciales casi perdidos, porque unos enlazan con los otros en todos los niveles, incluso en el nivel sótano puedes pasar de un centro a otro. No imaginéis un sótano cutre y polvoriento,en los sótanos también hay tiendas y a veces muy pijas.
Nos costó encontrar un supermercado, el que encontramos era selecto y japonés, así que entre las compras necesarias nos agenciamos con dos botellas de sake sin tener pajolera idea para degustarlas esa noche.
Cuando ya había anochecido nos fuimos a la noria. Es la noria más alta de Asia y el viaje te permite disfrutar de 40 minutos de unas vistas impresionantes, cosas que vimos el día anterior desde el suelo ahora las vemos desde arriba.
La cena, en la calle, a los pies de la noria, fue atropellada y regular, en unos chiringuitos que cerraban a medida que nos acercábamos a pedir. Resultado noddles con gambas y noddles con cerdo,como decimos regular pero barato.No hay nada que unos quesitos no puedan arreglar.
Por cierto, las botellas de sake y unos guisantes con wasabi que compró Sebas se van a quedar en el apartamento, puaghh. Cuando fuimos a Japón el sake que probamos nos gustó, este está bastante malo, es lo que tiene elegir según si te gusta la etiqueta o no.