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Como relatamos anteriormente llegamos a las 4 de la mañana a nuestra casa de Ubud, en ese momento el taxista intentaba hacer un resumen de lo que ver en la ciudad y enseñarnos la casa. Sebas fue muy amable invitándole a abandonar la casa, a estas horas…ya veríamos la casa a la mañana siguiente.
Hay algunos inconvenientes a la hora de descansar e intentar dormir : amanece pronto, y aunque estamos rodeados de arrozales se oye la actividad a lo lejos. El principal problema es que Amalia se despierta a su hora, ella durmió en el avión, en el taxi.. y a las 9 estaba en pie, con su cara regordeta y recién levantada mirando fijamente a Sandra y diciendo-. “mami, despierta”, uno no puede resistirse a ciertos encantos.
Así que las chicas estaban en pie, y al minuto uno apareció Dewa por la casa, el cuidador de la villa, para explicar algunas cosillas que Sandra intentaba memorizar. Luego se despertó Sebas y apareció Gung, el de marketing…os podéis imaginar, el dueño tiene seis villas, con el personal necesario contratado para llevar el negocio.
En resumen, la casa es espectacular para lo que estamos acostumbrados, y decidimos sacar provecho del jardín y la piscina. Todo está inmaculado y es espacioso, por si a alguien interesa se llama Swara Hari Villa, por suerte situada a las afueras del centro.
Decidimos ir a pasear por el centro de Ubud para aclimatarnos después de 2 días de vuelos y cambios de países. Te acostumbras rápido, está lleno de guiris. Los guiris estamos por todos lados, las aceras se hacen estrechas para la gente que hay, cada centímetro de terreno está dedicado a servicios al turista ( transporte, tiendas, restauración..) y para deleite de los mismos hay tantas tiendas como templos. El calor es abrasador a eso de las dos de la tarde y nos metimos en un restaurante bastante barato para ser Bali y que resultó ser un remanso de paz.
En comparación y aunque sigue siendo barato para los sueldos occidentales, en Java el dinero nos duraba muuucho más.
Estuvimos en Dayo Warung un rato disfrutando del sonido del río que pasaba por debajo del restaurante y de las vistas desde la terraza.
Solo nos propusimos dos hitos para el día de hoy: ver el templo más representativo del centro de Ubud y conseguir un coche con conductor para los siguientes días en ruta.
En cuanto al primer punto entramos al Pura Saraswati, la experiencia nos gustó aunque creemos que nos tongaron con la entrada, nos obligaron a colocarnos el sarong y nos regalaron unas fotos de la familia. La experiencia no estuvo mal, aunque Hugo empezaba a encontrarse con dolor de cabeza y no prestaba mucha atención. Esa mañana empezamos con el malarone para prevenir la malaria y creemos es la causa del dolor de cabeza. Finalmente se quedó dormido,no vamos a seguir dando la medicación a nuestros hijos.
Paseamos sin rumbo, acabamos en el mercado de artesanía, pasamos por el campo de futbol donde algunos niños jugaban con bastante público. Acabamos en una cafetería comprando comida para llevar, y taxi de vuelta a casa.
El segundo hito era conseguir coche con conductor, eso también resultó fácil, hay cientos donde escoger.
Así es Ubud, en el centro carretones de guiris y calles repletas de negocios salpicados con templos; a las afueras ,donde nos alojamos, preciosos paisajes de arrozales y jungla con algunas casas más típicas. Pero siempre, y es una constante en Indonesia, la gente es una delicia.