Elefiti Islands

Pese a todas las advertencias de todos los partes meteorológicos donde aseguraban que iba a llover, nosotros con un par, nos adentramos en una barca que alquilamos todo el día por 300 euros, bebidas, gasolina, barca y capitán incluidos.

Nublado a primera hora, allá a las 10 de la mañana, embarcamos adultos, niños toallas, y mil pares de bocadillos, en la gran aventura a las islas Elafiti. Es un archipiélago de islas cercano a Dubrovnik, algunas más turísticas que otras, pero todas con aguas cristalinas….si hiciese sol.

El trayecto era muy bonito, mientras nos alejábamos de Desembarco del Rey (para los freaks) o sea Dubrovnik , y pasábamos por delante de las zonas más lujosas de la ciudad.

Llegamos a la primera isla, Kolocep, y en el primer lapo de arena que vimos , sí arena, y no piedras como es la costumbre en Croacia, pues eso, en el primer trozo de arena que pillamos, nos quitamos la ropa y nos lanzamos al mar, deseosos de probar ya las famosas playas croatas. Bueno, todos no estábamos tan deseosos, ni las aguas eran claras por el diluvio anterior, ni el sol brillaba muy intenso, ni nada fue tan idílico como pensamos.

El color de las aguas es muy bonito y se ven claras y transparentes conforme llegas a la isla, pero nada brilla porque no hay sol. Total, Remei, Sebas y Joan Carles no se metieron, los demás hicimos lo que pudimos.

Nos comimos unos bocatas y un poco de fruta, y como observamos que se acercaban nubes, quisimos huir de las mismas hacia la siguiente isla, Lopud.

El cielo cada vez más gris, pero nosotros en busca del castillo de la isla, hasta que empezó a gotear y nos dio el tiempo justo para meter a los niños debajo de un túnel-portal. Allí calló la marimorena y nos comimos los bocatas tranquilos hasta que empezó a caer agua por el suelo debido al desnivel del túnel. Tuvimos que irnos, un poco obligados por la intensidad del momento y sobretodo por la intensidad de los niños, que da igual que llueva o caigan chuzos de punta, que ellos están felices de mojarse. En un mini intento de amainar nos dio el tiempo justo para comprar más chubasqueros y refugiarnos a tomar un café.

Cada vez los ánimos se disipaban más, pero al amainar nos atrevimos a ir a la última isla, la menos turística, Sipan. No hay infraestructura hotelera, es una isla de pescadores y nos pareció la más auténtica. De nuevo, cuando nos disponíamos a subir a ver las vistas desde un punto elevado de la isla empezó a chispear, así que decidimos merendar bajo el porche de un patio de iglesia.

Ya vencidos por el tiempo decidimos volver a Dubrovnik, desanimados por el día, aunque contentos por haber podido ver al menos las islas. Conforme nos acercábamos a Dubrovnik, el sol salía en algún punto alejado mar adentro , y a lo lejos se veían las cortinas de agua que caían sobre la ciudad.

Apenas dio tiempo a preguntar: ¿eso será niebla o una cortina de agua? cuando empezó a diluviar en el sentido estricto de la palabra. No existía chubasquero que tapase todas las partes del cuerpo, y al unísono decidimos salvar a los niños de semejante chaparrón.

Con los pocos chubasqueros decentes que teníamos y las bolsas de basura con mangas que compramos, los niños quedaron perfectamente cubiertos e incluso se llegaron a dormir. La realidad en el mundo de los adultos era otra, el  agua entraba por todas partes, te golpeaba la cara, la espalda, las orejas, las gafas, te helaba las manos y los pies… y la pequeña travesía se convirtió en la travesía más larga y fría que recordamos.

En el sentido poético parecíamos Vikingos a punto de embarcar en una inhóspita tierra, en el sentido más real, éramos los mismos panolis que volvíamos chorreando cuando todos los partes meteorológicos ya lo anunciaron. La estupidez humana no tiene límites.

Con las pocas fuerzas que nos quedaban decidimos terminar el día abollando la furgoneta contra el pilar de un parking, porque que es un viaje sin estas pequeñas emociones…

Hartos de existir ese día, cenamos  y a la cama, que al día siguiente marchábamos a Split (el viaje incluye pasar por un pueblo costero por el cual hay que pasar una pequeña frontera porque es de Bosnia Herzegovina)

La lluvia nos persigue, y nosotros nos empeñamos en que eso no nos amargue el viaje…quién se cansará antes?

Un comentario sobre “Elefiti Islands

  • fani 10 septiembre, 2014 at 14:31 Reply

    ja,ja,ja,ja,ja…cuánto me he reído con este post!! Ánimo chicos!!!

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