El vuelo desde Zagreb a Dubrovnik fue corto y agradable. Al salir del aeropuerto nos encontramos con Remei, Joan Carles, Nurit y Grau. Ya somos 3 familias y 12 personas y personitas…así que podemos considerar lo de mover a 8 personas como “el nivel fácil” del juego. Ahora empieza lo bueno, con 2 coches independientes y alojamientos separados en todas las ciudades.
Para llegar a nuestro apartamento usamos el GPS. La llegada no fue para tirar petardos: el apartamento era MUY low cost, sin comedor ni zonas de descanso. Nuestra idea era hacer vida en la terraza, pero la lluvia cambió nuestros planes…y probablemente los de todo Dubrovnik. Diluvió.
Ahí entendimos que esto sólo parece Europa del S.XXI, pero que en realidad está mucho más cerca a la España de los años 80, del desarrollismo y el boom turístico. La fachada (restaurantes, atracciones, aeropuertos, etc.) está bien cuidada, pero las infraestructuras no están al nivel de un país como España, Francia o Italia. En cuanto empezó el diluvio todas las calles se inundaron…las alcantarillas saltaron. El agua dejó de ser potable durante días, y la luz se iba intermitentemente.
Esa fue la bienvenida que nos dio la ciudad (nuestro apartamento añadió alguna entrada de agua para hacerlo aún más memorable).
La parte buena de todo esto (porque después de 7 años sin vacaciones la familia Gironés-Tell estaba decidida a encontrar lados positivos), fue que pudimos ver el casco antiguo de noche y con pocos turistas. En ese momento no valoramos lo suficiente lo que eso valía…porque de día es como un parque de atracciones.
Al día siguiente el parte del tiempo anunciaba sol por la mañana y lluvia por la tarde, así que a primera hora (con niños eso es a las 09:30) salimos en busca de esas aguas turquesas que nos prometían las guías de viaje, para encontrarnos con aguas marrones removidas por la lluvia.
Nos alejamos un poco de la ciudad (hasta Zaton) para encontrar una playa. Pequeña, sucia y de piedras, pero una playa al fin y al cabo. A los niños les dió bastante igual, hasta que el dolor en los pies de los cantos rodados fue demasiado incluso para ellos. Ahora entendemos porqué en las fotos siempre salen las aguas turquesas…y nadie tumbado en una playa de arena.
Por la tarde volvimos al casco antiguo, donde decidimos pegarnos un homenaje y comer en el centro del meollo. La broma nos salió cara y decidimos no volver a homenajearnos, por lo menos aquí. Esta ciudad es carísima y en muchos momentos sentimos que sin justificación razonable (caminar por encima de una muralla no debería costar 35 € por familia). Da la impresión que quieran exprimir al turista en muy poco tiempo, y quizás se deba a los cruceros que no dejan de escupir miles (literalmente) de turistas a la ciudad. Esos turistas que tienen que verlo y hacerlo todo en 1 día y que van a gastarse todo el presupuesto en 1 semana de crucero. Os podéis imaginar que el dinero aquí circula a lo grande y que hemos pagado 4 € por nuestros capuchinos.
El paseo de día nos pareció demasiado abarrotado y explotado. Entendimos la suerte de haberla visto casi vacía y de noche, con las calles brillantes por la lluvia y las luces de las farolas.
Antes de irnos reservamos un barco para todo un día (300 €), conscientes del riesgo de lluvia.
Nos fuimos a dormir bastante contentos con lo que habíamos hecho a pesar del mal tiempo, y sin saber la que nos esperaba al día siguiente…(spoiler: no es bueno)
Qué bonita está Amalia !! A punto para su primer cumpleaños!
I Joan carles; qué gran que está la Nurit. Aviat hauràs de vigilar-la d’aprop!!
Besos a todos. Espero que los próximos días tengáis más suerte con el tiempo!