Hagamos lo que hagamos, y por muy pronto que nos levantemos, movilizar a 4 adultos, 3 niños y un bebé… es lento, muy lento. Sólo teníamos una meta, ir a la Plaza de los Héroes y pasear por el parque.
El cielo estaba nublado, espeso, gris aunque no llovía, pero cuando se iba el poco sol que había, nos pelábamos de frío. Sí, está siendo uno de los cinco años más lluviosos de los últimos 100. Y ahí estábamos, con carros, manducas, niños, que corren y se excitan, pelean, ríen.. para hacernos la mañana más tranquila.
Cogimos el autobús turístico como si fuese un taxi y nos bajamos en la parada más cercana a la Plaza de los Héroes, justo delante de un circo permanente. Adivináis donde caeríamos esa tarde??
Antes de la función nos dio tiempo de pasearnos por el parque, muy recomendado para ir con niños porque tienen un montón de columpios, incluso paseos en caballo y poni. La mejor visita del parque nos pareció el Castillo de Vajdahunyad y sus alrededores: imaginad mucho césped, muchos árboles y un bonito castillo. Había un chico tocando un hang (instrumento de percusión super raro) al que le acabamos comprando un CD.
La mayoría de fotos las ha hecho Hugo, encantado con poder usar la cámara de mayores, nos vamos haciendo una idea que le gustaría para su cumpleaños ahora que está a la vuelta de la esquina.
Después del agradable paseo, comimos algo rápido antes de entrar al circo. Es un circo permanente, por lo que las instalaciones están muy bien. Tras algún contratiempo como que la dispensadora de billetes nos lo vendiese para la función de la semana que viene, etc.. finalmente pudimos entrar.
La función dura dos horas y media con el descanso. La verdad que está bastante bien hecho, con una muestra de todo. Un Spiderman brasileño que brincaba entre trapecios sin cuerda ni protección nos impactó bastante. Lo que nos sorprendió y no gratamente es que utilizaron animales durante la función: el típico domador de tigres, elefantes y caballos. No nos hizo gracia después de haber visitado el santuario de elefantes de Lek.
Al salir del circo, hartos de palomitas, fuimos a dar una vuelta por la Plaza de los Héroes con el Museo de bellas artes delante.
Martín tuvo la genial idea de caminar por la Avenida Andrássy (una calle comercial muy muy larga) hasta nuestro apartamento. Por suerte lo convencimos y lo montamos en el primer metro que pillamos.
Unos cafés, unas compras y al apartamento a comenzar la rutina de duchas, cenas y a la cama.
No se si será la edad, la falta de ejercicio físico, los niños… pero acabamos de cama e intentándole robar al día una sola hora para nosotros.. sin éxito.
Los enanos siempre ganan.
Ánimo que acabáis de empezar!!