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- Rumbo a Río
- Lençois Maranhenses
- Caburé, el faro y el Rio Preguiças
- Traslado Infernal, ahora con niños!
- Visitando el paraíso
- Segundo día de playas
- Nos despedimos de Noronha
- Casita de colores y buen rollito
- Joao Pessoa, un descanso en el camino
- Capoeira y samba en Salvador
- Contrastes en Salvador
- Preparándonos para las Cataratas
- Cataratas de Iguazú: Lado Argentino
- Cataratas desde el lado brasileño y un asado argentino
- Sao Sebastiao do Rio do Janeiro
- Haciendo el Guiri en Rio
Tenemos una amplia experiencia en traslados infernales. Desde viajes en barco hacinados entre la multitud en Tailandia hasta cruzar 3 países centroamericanos en furgonetillas, sin olvidar nuestro idilio siberiano…
Digamos que si esto fuese un videojuego, habríamos superado el modo “fácil”, y ahora volvemos a empezarlo en modo “difícil” = con niños.
El traslado infernal de esta semana ha sido:
- Autobús desde Barreirinhas hasta Sao Luis – 4.5 horas
- Avión desde Sao Luis hasta Recife, con escala en Emperatriz y en Brasilia – 6 horas en total, más las bajadas y subidas en avión.
- Taxi desde Recife a Olinda (45 minutos)
- Al día siguiente – Taxi desde Olinda a Recife y Avión desde Recife a Fernando de Noronha (1 horas)
Semejante recorrido dio lugar a bastantes anécdotas.
En el vuelo desde Sao Luis hasta Emperatriz (primera escala), subió un señor con silla de ruedas y una mujer que lo acompañaba iba simulando un síncope dramático con el único objetivo de quedarse con nuestros asientos de primera fila.
En el mismo vuelo, otra “abuela” se había levantado de nuestro asientos con ritmo lastimoso y muy despacito (no puedo con mi alma) cuando la azafata la mandó a su sitio (no tan chulo). Sebas se sintió tentado a cederle el asiento, pero Sandra le dijo que nanay,que era una simuladora ( la experiencia…). Unos minutos después, la misma abuela se levantó al lavabo con una agilidad inusitada, y sentimos asco de la especie humana.
Otra anécdota: En Brasilia nos dijeron como 4 veces que fuésemos a la puerta 6 (diferentes personas). Cuando aterrizamos, apenas quedaban unos minutos para embarcar en el siguiente vuelo…y con tan poco margen, corrimos a la puerta 6, que estaba vacía.
Por suerte empezamos a sospechar y a mirar monitores, y nuestro avión estaba embarcando en otra planta, otra puerta (B). Menuda seriedad…
Por fin llegamos a Recife, y tomamos un taxi hasta Olinda. No quisimos dormir en Recife por lo que leímos sobre la inseguridad en la ciudad. Pensamos que Olinda (a unos 30 min en taxi) sería más segura. La verdad es que no sabemos cómo será Olinda (apenas pasamos una noche), pero podemos confirmar que Recife debe ser un lugar muy peligroso.
El taxista no paraba en los semáforos (incluso se saltó algunos rojos), y se ponía nervioso cuando se veía obligado a parar en alguno. En un semáforo en rojo se detuvo, y al ver a una persona caminando a unos 200 metros del taxi, se lo pensó dos veces y se lo saltó en rojo.
Se palpaba la inseguridad.
Por fin llegamos a Olinda…y después de algunos problemillas con las habitaciones, acabamos la primera jornada del viaje.
Al día siguiente el tramo fue más corto, pero el cansancio se estaba acumulando y los niños empezaban a pedir un poco de libertad (un avión es el enemigo natural de un niño)
Os dejamos la primera imagen que tuvimos de Fernando de Noronha mientras un taxi nos llevaba a nuestro cutre-alojamiento (Casa da Mirtes). Se trata de una enorme roca con forma fálica (desde este ángulo no es tan evidente) que gobierna la isla.
Los próximos 5 días estaremos en esta isla paradisíaca (y prohibitivamente cara).
De momento el lema brasileño se confirma: el paraíso cuesta.