Pero si vamos a tardar lo mismo que el ferry…

Esta entrada pertenece a la serie Islandia
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Nuestra siguiente meta era Grundarfjördur. En el camino queríamos ir a ver unos acantilados donde se supone habita la población de pájaros más numerosa del Europa. De ahí queríamos ir hacia nuestro siguiente hostal. Para ello hay dos caminos, uno por ferry otro por carretera.

Como somos tan fantásticos, según nuestros cálculos tardaríamos más o menos lo mismo, con la comodidad de parar cuando nos diese la gana y sin prisas para ver las cosas y llegar a tiempo al ferry.

Lo primero que tendríamos que habernos preguntados es que si se tarda lo mismo por carretera que por mar, porqué habrían de poner un barco si no te ahorras camino??? Evidentemente no nos lo preguntamos.

Fuimos a los acantilados, Látrabjarg, después de 80 Km de tierra!! llegamos a destino. Estábamos en la punta más occidental de Europa y los pájaros se escuchaban nada más bajar del coche. Las expectativas estaban altas, muy altas. Como se nos iba a ocurrir pensar que la zona en realidad son Km y Km de acantilados llenos de pájaros. Al que se le ocurra pensar que están todos los pajarracos en una sola roca es que es tonto… somos tontos.

Algunos miembros del grupo nos subimos al coche algo decepcionados y con la sensación de haber perdido 4 horas de valioso tiempo que bien querríamos después.

Sebas, sin embargo, se puso cabezón con que no habíamos hecho cientos de kilómetros para ver a los dichosos frailecillos (puffins) en vano…y que había que conseguir como fuera verlos y fotografiarlos.

Caminó durante unos 5 km de acantilados y se asomó a cuanto peñasco había. Al final, cuando estaba a punto de tirar la toalla (las piernas no respondían), escuchó el llanto de un pichón, que no pudo ver. Fue muy parecido a aquel día en Japón, cazando Geishas, donde el ruido de los zapatos de madera delataron a la Geisha antes de que apareciera.

El pichón delató el nido, y en pocos minutos aparecieron 3 frailecillos a posar a escasos metros de Sebas, que estaba tumbado panza abajo en pleno acantilado (la cámara ya estaba en el aire).

Al menos alguien disfrutó de la visita. Salimos camino a la ciudad donde se coge el ferry enganchando después de el camino de tierra, un trozo de carretera decente.

Llegamos a la taquilla del ferry, hora 14:00, el ferry había salido a las 12:15, el próximo era a las 19:00. Para ir a preguntar Fani y Sandra se tiraron casi de la furgoneta,mientras Sebas daba vueltas y vueltas con la furgoneta para no parar el motor, sino Hugo se despertaría… y no queríamos eso. La escena tenía su gracia, porque Jordi bajó a hacer sus necesidades detrás de la caseta, y tuvo que perseguir la furgoneta que daba vueltas en círculos a 5 km/h por la esplanada.

Estaba claro que no podíamos esperar hasta las 19:00 a coger el ferry, así que comimos y cogimos fuerzas para continuar por carretera. Aquí empezó lo guapo, la peor carretera que habíamos visitado hasta ahora, atravesando los fiordos pero no por la costa sino por la montaña. Pendientes que luego tendríamos que bajar frenando y a 10-20 Km. Los paisajes siempre nos acompañaban sino ya nos hubiésemos tirado por uno de los acantilados.´

El resumen es que después de 500 Km, siempre nos vamos superando, llegamos a destino, los niños nerviosos y llorando después de tanto coche, nosotros sin fuerzas y arrepintiéndonos de no haber cogido el ferry. Eso sí, no nos hemos dejado ni un solo fiordo sin visitar, eso al menos se nos tiene que reconocer.

El día no acaba aquí, hay que hacer la cena y ocuparse del baño y la cena de los niños. Desde este hostal, la habitación tenía baño incluido y eso a estas alturas era de agradecer, las vistas eran magníficas y nos quedamos a ver la puesta de sol  de madrugada.

La etapa de mañana tenía dos caminos a resumir: el corto y el largo. ¿adivináis cuál escogimos?

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