- Empieza la aventura islandesa
- Día de paso en Reykjavik
- Cheep Jeep y el Triángulo de Oro Islandés
- La mala noticia o la catastrófica?
- De Skogar a Hvoll
- Skaftafell y el glaciar Vatnajokull
- El lago de James Bond
- Descanso y Cigalas
- Camino de los fiordos
- Lluvia, lluvia y más lluvia en Seydisfjordur
- Quemando pasta!
- Museo de Ballenas en Husavik y llegada a Akureyri
- El Súper Día en Islandia
- De Akureyri a Broddanes
- Hartos de tanta belleza
- Pero si vamos a tardar lo mismo que el ferry…
- Meando en la oscuridad
- Blue Lagoon y Reykjavik
- Otra forma de ver Dubrovnik
Nuestro siguiente destino Bildudalur, en la otra parte de los fiordos. La meta era salir de Broddanes, llegar a la capital de los fiordos con solo 2 mil y algo habitantes, comprar allí comida para el resto de la etapa de los fiordos y llegar a Bildudalur lo más despejados posible. Estamos locos.
Después de otro nuevo madrugón salimos rumbo a Isafjördur. Diremos que los paisajes de los fiordos del oeste son de los más espectaculares de Islandia, pero las carreteras de esta parte del país, son sencillamente una mierda. Hasta la capital íbamos haciendo, a veces tramos asfaltados y otras veces no.
Llegamos a la capital, comimos en el puerto en una taberna de lo más pintoresca en la que servían platos de pescado buenísimos. Un fallo universal en todo el país, la cerveza la sirven tibia. Hicimos unas fotillos por los alrededores, paramos en el supermercado a surtirnos de comida y empezamos de nuevo la odisea hacia Bildudalur.
No sabríamos como describiros la experiencia de las carreteras que transitamos, pero en algunos sitios no podíamos ir a más de 20 o 30 Km por hora. Es en esos momentos en los que te preguntas qué carajo hago yo aquí, y es en ese mismo momento en el que te das cuenta de que has planeado tu viaje por los fiordos del oeste como el culo.
Las distancias en el mapa son muy cortas, pero las carreteras son sinuosas y cansinas. Los paisajes son preciosos y por suerte a 20 Km se pueden hacer muchas fotos porque no hace falta parar mucho el coche…
Cuando el ánimo del grupo estaba ya por los suelos encontramos la cascada Dynjandi o Fjallfoss. Paramos desesperados para caminar entre cascadas, prados verdes y reposar un poco de tanto camino.
No pudimos retozar todo lo que quisimos allí porque sino llegaríamos demasiado tarde, así que emprendimos el camino.
Casi lloramos al ver nuestro hostal, después de 400 Km, que parecen pocos, pero por estos caminos parece una procesión interminable. Han sido casi 8 horas de carreteras sacadas de los mejores anuncios de neumáticos.
Otro día más reventados y hasta cansados de tanta belleza (llega un momento en que decirle al grupo «mirad que paisaje tan impresionante» era para que te dieran una torta)