- Vamos al Cairo Y a Egipto
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- Si yo tuviera una barca…
Ayer por la noche nos despedimos de Fani y Jordi. Fuimos a cenar a uno de los restaurantes de la playa y nos pedimos unas bandejitas de pescado, gambas y calamares. Como siempre acabamos hasta los ojos, porque los egipcios ponen entrantes contundentes a base de hummus y otras salsas con pan de pita.
Después de la cena nos fumamos unas sheeshas (pipas de agua) la nuestra de sabor cereza y la de Fani y Jordi sabor fresa. Son viciosillas porque el humo de sabor te impregna la boca y el que se exhala por nariz y boca tiene olor a fruta, como si fuese incienso.
Terminada la velada nos fuimos a despedir al Hotel y esperar su autobús rumbo El Cairo que salía a las 23:30. Llegaron puntuales y les vimos irse rodeado de otros turistas en un minibus.
Al día siguiente nosotros partíamos para Petra (Jordania). Nos levantamos tranquilos y desayunamos bien en el hotel. El taxi a Nuweiba donde cogeríamos el ferry hasta Aqaba (Jordania) llegó puntual a las 9:30. En principio se supone que íbamos a salir a las 5 de la mañana pero cambiaron el horario del ferry afortunadamente.
Llegamos a Nuweiba a las 10:30 con mucho tiempo de antelación a la salida del ferry supuestamente a las 13:00 horas. ¿Por qué venimos con tanta anticipación? El proceso de entrada al barco se supone lento.
Pasamos el control de maletas, que más vale no mencionar, uno de los sitios más cutres que hemos visto nunca. Luego el chiringuito de control de pasaporte. Aquí nos informan que el ferry saldrá a las 14:00 horas. Pasamos a la sala de espera donde todo eran egipcios, un grupito de yanquis y nosotros. Esto está muy tranquilo.
Los bancos de la sala son megaincómodos, los tablones de madera estrecha se pegan al culo haciendo imposible tumbarse y/o relajarse sentado. Compramos patatas, bebida, chuches para matar el tiempo.
Noticias frescas: el barco sale a las 15:00.
Leemos, escuchamos las ipods, nos cagamos en todo, nos aburrimos. Empiezan a llegar hordas de guiris, bien, ellos sí sabían que no se tenía que venir tan temprano. Malditos.
El proceso de introducir las maletas en un carromato que las llevaría posteriormente al ferry empieza a las 15:00, es evidente que no vamos a embarcar a esa hora.
No hay carteles y nadie explica nada, pero en eso que viene un chaval y nos dice a todos los guiris que estábamos juntos dando vueltas como zombis que hagamos una fila. Encabezamos la fila que resulta ser la fila para entrar en un autobús que es el que nos lleva la ferry. 16:00.
Una vez dentro del ferry a todos los guiris nos ponen juntos separados de los egipcios. Todo el mundo tiene que pasar por una ventanilla donde das el pasaporte a cambio de un papelito a chequear en destino otra vez por nuestro querido pasaporte. ¿Por qué?. ummmm.
Hasta que todo el barco no ha hecho ese procedimiento no salimos. Hora de salida:17:00.
Menuda organización de mierda. Nos pedimos dos hamburguesas de pollo resecas pero ojo que viene con patatitas fritas de bolsa y una mini coke.
Son las 18:00 y aún estamos en el barco, pero este ferry no era el rápido que hace el recorrido en una hora? Sebas ha empezado a leer un libro hoy y ya va por la página 213.
Por fin llegamos a Aqaba. Son las 19:15 y nos “escupen” en el puerto. Delante tenemos 2 autobuses, uno de lujo y otro normalillo. Nadie te dice nada, es en plan “Red Pill, Blue Pill”. Un autobús te lleva a una realidad donde consigues tu objetivo, el otro a un agujero cósmico de donde nunca saldrás.
Nos montamos en el normalillo, y acertamos. Nos traslada a 150 metros de ahí, donde nadie nos da instrucciones de nada, y seguimos a “la masa”.
La “masa” (que ahora encabezamos nosotros!) nos lleva a un edificio donde podemos cambiar moneda y recuperar nuestros pasaportes. El edificio está limpio, ordenado y con gente muy amable. La primera impresión ya es muuuuy diferente al lado egipcio.
A las 20:00 tenemos nuestros pasaportes. ¿Y las maletas? Bueno, ¿Os acordáis del momento en el que seguimos a la masa en busca del pasaporte? Pues en la misma puerta del edificio, nada más bajar del autobús, alguien dejó nuestras mochilas en el suelo (suponemos que con el resto). Cuando fuimos a verlo sólo quedaban las nuestras, en medio de la calle y rodeadas de gente. Desde luego, es un punto a favor de la seguridad y honestidad jordanas.
Salimos por fin a buscar taxista. Nos encontramos con uno en una posición “privilegiada” (antes de la salida) y suponemos que ha pagado algo a los guardas. Pasamos de él, aunque nos ofrece el viaje por 30 dinares (el precio real que hemos leído en Internet).
Al salir la horda de taxistas nos asaltan, pero empiezan a “recular” cuando alguien dice que “le pertenecemos” al taxista inicial. Al final nos vamos con nuestro amo, porque nadie nos da mejor precio.
El taxista en cuestión acaba siendo una pasada. Nos pregunta nuestros nombres y a partir de ahí nos llama por nuestro nombre todo el viaje. Nos para en una gasolinera para comprarnos zumos de naranja. Nos para para invitarnos a un té que rechazamos amablemente. Y por último, y ya para flipar, se para a 2 km de Petra, en medio del desierto, simplemente para que salgamos a observar las estrellas.
Mientras tanto, nosotros íbamos observando lo limpias que están las calles aquí, lo ordenado que es todo y lo increíble que resulta un país musulmán en el que se respetan los semáforos (es el primero que vemos, no es que el Corán diga nada de los semáforos, pero empíricamente era así)
Llegamos al hostal, donde nos reciben con todas las facilidades. Nos hacen un plan para nuestros 4 días aquí que lo incluye todo y a precios razonables. Nos dan consejos y nos preparan la fiambrera para el día de mañana (excursión a Petra). Genial
Ha sido como pasar de un mundo a otro, del caos al orden en 12 horas. Al final, y después de leer el mail de Fani esta mañana, ella y Jordi llegaron ANTES a sus casas en REUS (parando para comer en casa de los padres de Jordi) que nosotros a nuestro hostal.
Mañana, PETRA.