Partimos a Dahab

Esta entrada pertenece a la serie Egipto
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Preparamos nuestras mochilas para llegar al aeropuerto de Luxor rumbo a Sharm-El-Sheik, lo que viene a ser el Salou español.

Fuimos a pagar nuestra cuenta en el hotel media hora antes de coger el taxi al aeropuerto, y bueno,digamos que es lo que tardamos en que el tipo se enterara de lo que tenía que cobrarnos. Un recepcionista más bien justito que necesitó repasar cuentas y papeles durante media hora y que al final nos quería tongar con le cambio de euros a libras. Cuando le insinuamos que poco menos que nos estaba estafando, sólo sonreía nervioso como si fuera hecho de escayola.

Cogimos un taxi hasta el aeropuerto no sin antes regatear. Después de 45 minutos de vuelo y un aterrizaje un pelín chungo llegamos a Sharm-El.Sheik. Nuestro periplo no había acabado porque nosotros queríamos llegar hasta Dahab, más o menos a 100 Km de distancia.

Así que para variar tuvimos que regatear por un taxi, que al principio nos pedían entre 400 y 600 LE pero nosotros nos plantamos en 200. Al final nos metieron en una furgoneta de un tipo que tenía que ir a Dahab a llevar a otro cliente y aprovecharon el trayecto.

La carretera a Dahab era muy buena, tipo autovía y el paisaje era espectacular. Desierto montañoso y absolutamente nada más, alguna casita de vez en cuando o un grupo de camellos. Precioso.

Finalmente nos dejaron delante del hotel. Nuestro hotel es bastante pijo, la gente que trabaja en él muy amable y muy profesional. Hicimos el check-in enseguida.

Salimos a comer porque estábamos hambrientos y a buscar nuestra escuela de buceo que resultó estar muy cerca en el paseo marítimo de Dahab.

Para elegir restaurante nos costó porque todo el paseo está lleno de bares tupidos de alfombras y cojines con mesas bajitas para comer en el suelo. Algunos tienen sillas  y mesas normales pero son la minoría. Todos están adornados con luces y otras cosas que les dan un ambiente muy chill-out.

Escogimos uno porque eran las cuatro y media y nos comimos unas pizzas con frutos del mar para morirse de buenas. Estábamos sentados justo delante del mar y esperamos a la puesta de sol rodeados de gatos. Hay cientos de gatos en Dahab que aprovehan a los despistados para conseguir un poco de comida.

la puesta desde nuestros asientos fue genial, la gente no regatea tanto, no te molestan, todo es muuuucho más tranquilo y son muy respetuosos.

Después de la comida fuimos a nuestra escuela de buceo “Big Blue”, allí dimos nuestros certificados y hablamos con Mohamed y  Lindsay de las inmersiones que íbamos a hacer. El trato muy profesional,muy estrictos con las reglas de buceo, todo el equipo controlado, las cosas muy claras y bien explicadas. Todo un acierto.

Cenamos temprano para podernos ir pronto a la cama, al día siguiente empezaríamos con 3 inmersiones a las 7 de la mañana con Mohamed Hany, nuestro dive master e instructor ya que Jordi se sacaría el advance.

Estábamos relajados, contentos y excitados ante las maravillas que el Mar Rojo y Dahab nos podían ofrecer, y nos dormimos en minutos con la certeza absoluta de que íbamos a disfrutar.

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