Lo que Indiana Jones se perdió

Esta entrada pertenece a la serie Jordania
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Os acordáis de Indiana Jones en la Última Cruzada? Cuando al final encuentra el lugar secreto donde se esconde el grial y es un templo impresionante construido en la misma roca de una montaña en medio del desierto?

Bueno, pues eso está en Petra, Jordania. Para ahorraros el ejercicio de memoria, e ir al grano, esto es lo que todos conocemos de Petra:

Ya está. Esto es lo que ves, más o menos, si vienes en un paquete turístico de “Petra en 1 día” desde Egipto (o Jordania en 3 días / 4 noches).

Nosotros compramos una entrada para dos días. Esta es la crónica de lo que vimos el primer día, en el que caminamos 10 horas seguidas (15 minutos para comer).

En cuanto a la historia del pueblo Nabateo (los constructores y moradores originales), dejaremos que Wikipedia haga su trabajo. Nosotros describiremos nuestra visita.

Después de pagar 52 JD (51 €) por las 2 entradas para 2 días, toca caminar unos 2 Km hasta As-Siq. Se pueden hacer a caballo para aquellos que no quieran hacerlos a patita. As-Siq es un cañón que se extiende 1,2 Km hasta Al-Khazneh (El Tesoro), que es lo que habéis visto en la primera foto. El cañón en sí es increíble, lleno de formas imposibles y múltiples colores. Es decir, antes de llegar al primer monumento, el emplazamiento ya te fascina.

Como veis en la última foto, As-Siq acaba justo ahí, en frente de El Tesoro. La llegada es espectacular, porque no te lo esperas. Empiezas a verlo desde lejos y cuando lo ves por completo te quedas sin palabras. Internet está llena de fotos “neutrales”, así que ponemos nuestras fotos de guiri (otra vez)

Llegamos bastante temprano por la mañana, por lo que pudimos verlo sin demasiada gente (aunque costó lo suyo tener una foto “limpia”).

De ahí pasas por la calle de las fachadas hacia el teatro. La calle de las fachadas está llena de tumbas y viviendas. Es una ciudad en toda regla (el teatro se reformó para pasar de un aforo de 3.000 a 7.000, lo que te da una idea del tamaño de la ciudad hace 2.000 años).

Por si no os habéis dado cuenta, esta ciudad se caracteriza, entre otras cosas, por mezclar estilos arquitectónicos (árabe, romano, bizantino). El teatro es completamente romano, mientras algunas cornisas recuerdan a decoraciones bizantinas.

Pasando el teatro nos encontramos con otras tumbas representativas (la primera foto es la Tumba de La Urna). Buscando la de Sextius Florentinus nos enfilamos a una montaña que no era.

Al final de las tumbas, como hemos dicho, nos enfilamos montaña arriba (unos 500 escalones mínimo) y allí tuvimos otro episodio “Oh-dios-mío-qué-pequeño-es-el-mundo”. Nos encontramos con una chica que bajaba la montaña…y la cadena fue esta:

  1. Empezamos a hablar inglés
  2. Sandra le pregunta “Eres española”. Empezamos a hablar español
  3. Ella pregunta “Sois de Barcelona”. Empezamos a hablar catalán
  4. Sale el tema del trabajo. Ella trabajaba en Epise (cliente de Nexica, donde trabaja Sebas). Hablamos de su jefe!

Seguimos montaña arriba hasta la extenuación. Sandra se queda a 20 metros de la cima, y Sebas sube a coronarla y a aliviar la vejiga en las alturas. Un beduino con una flauta pone la nota mística a las vistas en 360º de todo el valle.

Bajamos los 500 escalones y nos enfilamos hacia el templo. En realidad sólo paseamos por el pasillo de las columnas, no por el templo. Vamos directamente al restaurante a comer por 10 € cada uno (caro), pero no nos vemos con ganas de comernos el “Lunch Box” que nos ha preparado el hostal (1 pepino, 1 tomate, 1 huevo duro, 1 pan, 1 chocolatina, 1 manzana, 1 naranja, 1 quesito).

Decidimos contratar un burro para subir los 800 escalones (por llamarlos escalones) que nos llevan hasta El Monasterio (Ad-Deir), otro de los puntos clave del lugar.

El paseo en burro nos ahorra una muerte lenta y segura, pero nos sentimos mal al ver que tratan a golpes a los pobres burros, y decidimos rescindir nuestro contrato en la cima y bajar a patita (con el cabreo que eso le supuso a los chavales que los llevaban).

El Monasterio es tan impresionante como El Tesoro en cuanto a dimensiones y diseño, pero carece de su delicadeza. Se ve más monolítico, menos ligero (las columnas están talladas en la roca, pero no se ha vaciado el hall de entrada).

Bajamos los 800 escalones y seguimos nuestra caminata hacia el templo. Ahora sí entramos a verlo y la verdad es que se conserva muy bien. Tuvo que ser impresionante en su época.

Volvemos a pasar delante de El Tesoro y hacemos todo el camino hasta la puerta. Salimos a las 17:30. 10 horas de caminata y no nos ha sobrado ni un solo minuto. Siempre hemos tenido algo que valía la pena ver delante nuestro.

En 1 solo día hemos sacado 390 fotos. Que eso baste como medida.

Mañana volvemos, porque nos quedan algunas cosas que ver. Está claro que Indiana Jones hizo el pack del turista rápido.

Un comentario sobre “Lo que Indiana Jones se perdió

  • Alejandra 28 diciembre, 2009 at 16:08 Reply

    Que lugar maravilloso! Gracias por compartir estas imagenes y experiencias de su viaje. Cai de casualidad en este blog y me parece super interesante. Saludos desde Buenos Aires!

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