SANDRA
Hace mucho tiempo que no escribíamos nada en el blog, probablemente porque teníamos miedo a aceptar que el viaje se había acabado, probablemente porque poner un punto y final con las cosas no publicadas de New York sería cerrar definitivamente el capítulo.
El retorno fue muy cálido, sin avisar a nuestras familias, pillados por sorpresa nos presentamos en sus casas, fue como si nunca nos hubiésemos ido.
Pero lo hicimos, y las cosas cambiaron desde ese mismo instante. No hablamos de depresión por volver a nuestras anteriores vidas, ni de estrés por recuperar el trepidante ritmo que hemos adquirido desde entonces.
Había algo en nosotros que era diferente, Fani lo describió muy bien, nos faltaba chispa.
Quien dice chispa, puede decir ilusión,los flashes del pasado a veces venían y vienen, interrumpen un momento de rutina y se vuelven a ir. Hemos aprendido muchas cosas en este camino, unas nos han enriquecido , otras nos han hecho más cínicos pero el hambre de conocer nos perseguía cada día.
Este post podría ser largo y deprimente,pero preferimos quedarnos con todos los buenos momentos, con toda la buena gente que hemos conocido. Y a nuestra vuelta, volver a ver a la familia y a los amigos bien paga un viaje inacabado.
Pero no hemos estado en el letargo, teníamos un fin, una meta que ha hecho más fáciles nuestros aburridos días. Somos adictos a viajar, y ese hambre ha hecho que volvamos otra vez a caminar.
SEBAS
Los dos volvimos a nuestros antiguos trabajos (yo con un “ascenso” inesperado). Nuestra situación económica es envidiable dados los tiempos que corren (nos podemos permitir el lujo de irnos 6 semanas de vacaciones), y todo el mundo no para de decirnos lo afortunados que somos. Y lo somos, pero ha sido difícil superar el trago de la vuelta. Nadie quiere decir adiós a la completa libertad, ni a que cada día de tu vida sea un día aprovechado.
Nos hemos pasado muchos días diciéndonos que no podía durar para siempre, que tenemos que aceptar que se acabó, pero lo cierto es que únicamente la perspectiva de volver a viajar, volver a ser libres, nos ha dado oxígeno durante estos últimos 11 meses.
No nos malinterpretéis, la vida puede ofrecerte muchas cosas más que viajar y conocer mundo (proyectos personales, hijos, amigos, experiencias), pero nos cuesta mucho bajarnos de este tren para subir al próximo.
Hay una botella de Blecua tinto, fermentado en barrica de roble americano de 65 € en casa que sólo se abrirá si tenemos un hijo o volvemos a dar la vuelta al mundo.
El tiempo (no demasiado ya) dirá, de momento escribimos estas líneas desde El Cairo. Haber escrito este post desde España era demasiado duro.
Se hace camino al andar.