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El día empezó con sol. Cosa rara esta semana, pero perfecta para nuestros planes.
Decidimos ir por nuestra cuenta al Cenote. Por una parte nos salía más barato (unos 30 dólares con todo el equipo de snorkel frente a los 55 que cobraban por lo mismo las agencias) y por otra podíamos ir por la tarde, cuando los grupos de turistas ya se han ido.
La verdad es que llevamos una cámara acuática descartable, pero no salió ni una foto. Hemos buscado en Internet fotos de otra gente que reflejan lo que vimos.
La verdad es que fué una sorpresa. No esperábamos algo tan bonito…dimos por hecho que ya no veríamos otros paisaje que nos sorprendiera tanto (el último que consiguió semejante efecto fué el volcán en Antigua) y nos equivocamos.
Nunca vimos agua tan clara, tan azul…formaciones tan bellas de estalactitas (nada que envidiarle a las de Borneo) con el aliciente de estar sumergidas. Además tuvimos la suerte de coincidir con unos japoneses que recorrían la cueva haciendo submarinismo y que nos iban iluminando partes de la cueva que de otro modo no hubiésemos visto.
Os dejamos con las fotos que hablan por si mismas. Una despedida genial para recordarnos que siempre quedarán paisajes que hacen que se te caiga la mandíbula.