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De Hervey Bay volvimos a Brisbane, esta vez dormimos en un hostal decente.
Al día siguiente nos levantamos a las 4 de la mañana para coger el vuelo a japón. El plan de vuelo era de Brisbane a Cairns (donde está la gran barrera de coral) unas dos horas y media. Y de Cairns siete horas y media hasta Nagoya (Japón).
En el mostrador de facturación el colega nos dice que no nos puede llevar a Japón porque no tenemos billete de salida de Japón
– Pero vamos a ver criatura – le dijimos al hombre – tenemos un billete de Korea a Canadá que vale un pastón para el 3 de septiembre; es de suponer que no vamos a perderlo no?
Pero inmigración japonesa es así de cabrona y no te dejan entrar si no tienes billetes de salida. Así que sólo nos facturaron hasta Cairns. Había que conseguir billete de salida de Japón como fuese. Quedaban 40 minutos para embarcar.
Cogemos el portátil y buscamos internet en el areopuerto, no es gratis y no nos sorprende. Pagamos como capullos. El portátil decide ser más lento que de costumbre, tarda en arrancar, es un cabrón. Después de unos rocambolescos pasos para comprar un ferry de Korea a Japón, tenemos los billetes. Hay que imprimirlos.
Nos vamos a la compañía, pero no tienen usb ni acceso a internet. Nos vamos a las compañías de alquiler de coches, que sabemos que tienen impresoras. Los que querían no tenían puertos usb, los que tenían no nos hacían ni puto caso. Resultado, tenemos los billetes en una cuenta de correo y en un pen, pero nos los podemos comer porque no sirven para nada.
Quedan 20 minutos para embarcar.
Vamos a atención al usuario de la compañía y nos puede imprimir pero no le sirve el pen, sólo puede ser un mensaje de correo. Encendemos el ordenador para mandarle el mensaje a Lindsay Pearson. No conecta la red. Tenemos que correr a otro pasillo para pillar la red. Cuando Sebas dice «mandado», Sandra se levanta y Sebas vuelve a decir «corre», Y Sandra corre por el aeropuerto como una loca, pero Lindsay Pearson le imprime los billetes y nos salva la vida. Quedan 10 minutos para embarcar y todavía tenemos que pasar el control.
Lo conseguimos, llegamos a Cairns y enseñamos orgullosos todos nuetros billetes de salida de Japón y de Korea. Embarcamos a Nagoya, y nos despedimos de Australia de la mejor forma, viendo la Gran barrera de coral desde el cielo, es simplemente precioso.
El vuelo a Nagoya fue tranquilo, el avión no iba demasiado lleno y nos pudimos tumbar a dormir.