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A pesar de todo, Sydney es una ciudad muy bonita. Paseamos todos los días gracias al sol que nos invitaba a salir.
Increíble pero tienen bastantes cosas que puedes hacer de forma totalmente gratuita. La galería de arte es gratis sin ir más lejos. O los jardines botánicos, son enormes y además te invitan a pisar el césped o dormir sobre él. Es genial.
La casa del parlamento y sus alrededores se pueden ver en un corto paseo por los jardines.
Y por fin, la estrella de Sydney, el icono de Australia: la ópera de Sydney. No sabemos decir que nos ha gustado más, si la ópera (cuando estás cerca puedes ver que está cubierta de cerámica o baldosines, y pierde un poquito el encanto) o el marco donde se encuentra, el puerto.
Las vistas de noche son espectaculares, rascacielos, el puerto, un parque temático en el otro lado del puente con una noria iluminada y la ópera.
Sydney nos ha gustado mucho, pero era hora de movernos.