El jodío Papa

Esta entrada pertenece a la serie Australia
Ver Más Entradas

Nos despedimos de Brod, Jason, Seb y Miren en una noche de farra que fue genial. Al día siguiente volábamos de madrugada a Sydney, con muchas expectativas ya que todo el mundo nos había dicho que era una ciudad increíble. Nos costó lo nuestro encontrar un hostal con camas disponibles, nos extrañó porque estamos en temporada baja.

Al llegar a Sydney lo tuvimos claro. Todas las carreteras céntricas estaban cortadas porque el Papa venía a la ciudad con las hordas de juventudes de todos los países. Dos ateos en medio de las jornadas de las juventudes católicas, como mola, eh??

El hostal era una auténtica mierda, la habitación y nuestras compañeras de habitación un encanto. Pero la cocina era penosa y sucia, no había mesas para comer y cada día cenábamos en la terraza con una bandeja en las rodillas. La multitud se levantaba cada mañana para hacerse sus panqueques e ir a ver al Papa. Una noche llegamos al hostal y nos encontramos a un grupo sentado en el suelo haciendo un círculo, alrededor de una vela y cantando canciones eclesiásticas en plan coro. Nos acojonamos, pensábamos que nos iban a exorcizar.

Suponemos que ya os hacéis una idea de como estaba el patio, de como las calles estaban abarrotadas de jóvenes de todos los países del mundo, blandiendo las banderas de sus países y cantando canciones tan cañeras como el «alabaré, alabaré, alabaréeeeeee». Un fiestorrrooo, de un animao….

Estaban en todas partes, y siempre con preferencia. Pero no había más que verlos para saber que pocas experiencias sexuales iban a tener en su vida.

Esto es la expresión del buen gusto…

Así estaba Sydney, curioso de ver para un ateo, como un concierto de U2 para un católico. Inolvidable en todos los sentidos. Nuestro refugio la biblioteca, que a parte de tener internet gratis se estaba a gustito que te cagas, con perdón.

Los vagabundos no vieron incrementados sus ingresos en esos días, porque si algo tienen los católicos es que adoran a los santos, y en este caso , todos adoraban a la Virgen del Puño. Sin embargo pudimos ver a los obispos comiendo en los restaurantes más caros del puerto de Sydney. Haz lo que digo, no lo que hago.

Amén.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *