Viajando a lo filipino

Esta entrada pertenece a la serie Filipinas
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Se acabaron los días en Puerto Princesa, y decidimos movernos hacia «El Nido», un lugar famoso por ser el «campamento base» desde el que se conoce el archipiélago de Bacuit (a no ser que uno pueda pagarse un resort en una de las islas a 250 € la noche).

Hay 4 formas de ir de Puerto Princesa a El Nido: por barco, en autobús, en furgoneta y en avión. La más barata es por supuesto en autobús…y allí fuimos nosotros.

Llegamos a la estación a las 06:40 am y el conductor de nuestro triciclo nos dejó delante del autobús hacia El Nido. Antes de poder bajar siquiera del triciclo nuestras mochilas ya estaban arriba del autobús. Al entrar vimos que sólo quedaban 2 asientos libres…los peores (atrás de todo, donde no hay lugar para tus piernas si mides más de 1,50 m).

Pensamos por un momento en esperar al siguiente, pero todos los pasajeros parecían decirnos «Pero si hay sitio de sobra!!», y no quisimos hacer un feo a su gesto de bienvenida.

Craso error.

Después de los primeros 10 minutos ya estábamos pensando en bajar y coger una furgoneta. Pero aguantamos. Sandra estaba en un asiento de 2 personas y sin espacio para las rodillas, donde por supuesto iban sentadas 3 personas.

Sebas iba atrás de todo, en un pseudoasiento que dejaba las piernas colgando (con lo que las piernas se dormían cada 20 minutos y había que cambiar de postura) y con una barra de hierro enfrente (con la que te dabas cuando el autobús saltaba)

Dos horas después de empezar el viaje hicimos la primera parada para descansar e ir al lavabo. Entonces, y a sabiendas que estábamos haciendo el mejor tramo de carretera asfaltada, decidimos hacer el siguiente tramo sobre el techo del autobús. Lo único que teníamos que temer eran las líneas eléctricas y algunos árboles.

La experiencia fué muy interesante. El paisaje se ve de otro modo desde el techo, y los que iban arriba nos saludaron como gesto de complicidad (ir en el techo es lo más tirado que hay…y supongo que no entendían que carajo hacíamos allí arriba). Uno de ellos se durmió sobre los pies de Sebas, así que la camaradería alcanzó su punto máximo.

En el siguiente descanso bajamos a nuestros asientos, medio quemados por el sol que empezaba a ser insoportable. A partir de ahí la historia es simplemente una historia de aguante contra los elementos.

Algunas anécdotas de las siguientes 5 horas:

  • La compañera de asiento de Sandra no dejaba de darle comida. Nosotros intercambiamos algunas pastas de las que llevábamos y se creó una relación culinaria muy bonita.
  • La mujer que viajaba delante de Sebas tenía 24 dedos en total (6 en cada mano, 6 en cada pie)
  • Sí, había gallinas en el autobús (para aquellos que amen los tópicos)
  • Subieron material de construcción y otras cargas a lo largo del viaje. En un momento determinado, había que pasar por encima de la gente para salir.

Pero sin duda lo más bonito del viaje fué ver como se comportan los filipinos entre ellos y con nosotros. Son muy solidarios y amables en todo momento. Se preocupan por sus compañeros de viaje, se ríen juntos y se ayudan en todo momento (bajaron a ayudar con una carga en medio de la lluvia sin dudarlo).

Son una gente extraordinaria. Están compitiendo con los malasios a ver quien es más amable.

Fué una experiencia agotadora y tremenda, pero con el tiempo una buena experiencia.

Filipinas 2, Bichos 2.

2 comentarios sobre “Viajando a lo filipino

  • akilez 4 junio, 2008 at 14:23 Reply

    You must have fun riding the bus in a different way?

    I am wondering about your Blog’s title or word Bicho.

    My Puerto Rican friend said it means male genital organ (dick). Is it true?

  • JPS 5 junio, 2008 at 05:09 Reply

    ¿Donde están las fotitos de la mujer de 24 dedos?

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