Un día de compras por Bangkok

Esta entrada pertenece a la serie Tailandia
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Amaneció un nuevo día en Bagkok, un día caluroso como el anterior, con el sol taladrando nuestras cabezas. Después de un frugal desayuno, tostadas y te, nos dispusimos a iniciar nuestra aventura en las tórridas calles.

Esta vez, decidimos ir en autobús público que por supuesto tenía aire acondiconado, se agradece. Después de media hora llegamos al Chatuchak Weekend market o lo que es lo mismo, el mercadillo de fin de semana. Bueno mercadillo no es la palabra, 8000 tiendecillas de nada repartidas en una superfície enorme y laberíntica. Si ves algo o lo compras en el instante o probablemente no vuelvas a encontrar la tienda.

Era como llamarlo? una puta locura. Dicen que si te paras un minuto en cada tienda, lo cual es imposible porque pierdes el rumbo en seguida, necesitarías 2 días enteros para visitarlas. Además como se organizan por sectores donde se vende lo mismo se produce el efecto «duna del desierto» donde todo te parece igual y acabas dando vueltas sobre los mismos sitios.

El caso es que de allí era imposible salir sin comprar algo, aunque nosotros tengamos un presupuesto limitado teníamos que comprar algo de ropa, con este calor no se da a basto con la lavadora. Sebas compró una camisa outdoor rebajada por una pequeña tarilla, y Sandra dos camisetas de tirantes por 1 euro. Sí sí, con mayor presupesto esto se come tu saldo más rápido que un comecocos puesto de anfetaminas.

Salimos de allí porque el sol nos estaba deshidratando y cogimos el skytrain, fresquito, moderno y lo mejor las vistas, ya que circula por encima de la ciudad y no por debajo, como el de Chicago. Llegamos a la zona comercial por excelencia, Siam Center.

Es una zona con edificios enormes, lujosos, consumismo en la esencia misma. Entramos como no en uno de ellos, impresionante. Fuimos a pasar la sobremesa en el cine Imax, con un pantallote enorme y con butacas reclinables, por fin pudimos comer palomitas, era un poco como estar en casa, aunque las palomitas sabían a queso.

Entonces vinieron los anuncios y la conmemorativa al rey por su 60 aniversario de la coronación. Toda la sala se pone en pie, en silencio y con los brazos al lado del cuerpo, como si Dios mismo se hubiese aparecido en la pantalla. Por muy republicanos, antimonárquicos y turistas que seamos, nos levantamos por supuesto. Es ilegal deshonrar e insultar al rey, es decir te meten en la cárcel, y no queremos eso.

Al salir de allí, nos dirigimos al centro comercial tecnológico por excelencia. Cinco pisos de tiendas, un sueño del más friki. Nosotros teníamos un objetivo, la ipod classic de 160 GB, 100 euros más barata que en España, nos ha solucionado un montón de problemas. Podemos almacenar fotos, vídeos, y verlas, es nuestra copia de seguridad y también el capricho de Sebas.

Después de la compra de la Ipod estábamos un poco extasiados por tanta experiencia y decidimos recluirnos con nuestro querido aire acondicionado. De camino al hotel vimos 3 cosas en pleno corazón comercial de Bangkok, elija usted la que le parezca más surrealista:

  1. Una «pseudo-manifestación» de personas que pedían a gritos que alguien comprara alguna cosa. No sé que anunciaban, pero lo hacían en plan manifestación, con pancartas, megáfonos y paraban a la gente en la calle.
  2. Un «hombre-condón» vestido de fucsia. En realidad era un «lady-boy», es decir, un tio con tetas (sí, el pack completo es «tío con tetas vestido de fucsia integral»
  3. Un chaval paseando a su bebé elefante (sí, elefante…no perro ni gato ni tortuga…ni siquiera una serpiente) por el centro de la ciudad. En Barcelona los corros de personas mirando serían descomunales. Aquí apenas se giraban.

Sebas ha elegido el elefante como suceso del día. A Sandra le ha hecho gracia el travesti fucsia. Hagan su elección señores, esto es Bangkok!

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