Hoi An: Roda de Barà a lo vietnamita

Esta entrada pertenece a la serie Vietnam
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De Hue nos fuimos a Hoi An. Según todas las guías (estamos leyendo 2 guías de Lonely Planet, Wikitravel y algunas búsquedas propias más el sentido común para nuestros recorridos dentro de cada país) en Hoi An encontraríamos un pueblecito más tranquilo que Hue (que ya es tranquilo), con casas conservadas desde hace siglos y buen ambiente.

Y fué exactamente lo que encontramos, excepto por algunas cosillas: la tranquilidad se ve un poco interrumpida por los vendedores y las casas no son gran cosa. Aparte de eso, el ambiente es genial y vale la pena visitar el pueblo.

Pasamos 2 días en Hoi An. El primer día nos fuimos a la playa en bicicleta. Las alquilamos por 10.000 dongs cada una (menos de 40 céntimos) y nos pasamos la tarde en la playa.

Incluso pasándole crema a Sandra, en un momento de deliciosa complicidad entre nosotros, alguien se acercó a vendernos algo. No respetan absolutamente NADA. Es el «quiero disfrutar de mis vacaciones» contra la pobreza local de «me tengo que ganar el pan, chaval». Una batalla perdida para nosotros.

El acoso fué constante en Hue. La verdad es que en todo Vietnam. Es un aspecto que cada vez molesta más, cómo las moscas en la comida. Piensas que te acostumbrarás o que al final se irán, pero la verdad es que cada vez son más y acabas comiendo deprisa y sin disfrutar la comida para perderlas de vista. Los vendedores vietnamitas tienen el mismo efecto.

En el pueblo hay unos 500 sastres que hacen ropa a medida por dos duros. La gente se vuelve literalmente LOCA comprando ropa a medida. Cuando te puedes hacer un traje por 30 euros a medida es normal entender porqué las segundas tiendas más numerosas son las que venden bolsos y mochilas…

Nosotros nos hicimos 2 pantalones de tela «especial» (secado rápido, no necesita plancha) convertibles. No supieron copiar las camisas imitación «North Face» que compramos en China, pero copiaron bien los pantalones. Nos costó 20 euros el par.

El segundo día lo pasamos visitando algunas de las casas declaradas patrimonio de la humanidad, pero el calor (y las pocas expectativas de ver algo realmente impactante) hicieron que volviésemos al hotel pronto a pasar una tarde de lo más perezosa (viendo series en el ordenador).

Lo mismo que hacemos esta tarde, ya en Hue de nuevo, a la espera de que mañana empiecen los vuelos hacia Bangkok.

 

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