Habíamos caído de nuevo. Después de repetirnos el mantra «no contrataremos tours, no contrataremos tours», caímos. Varias cosas nos hicieron caer: era absurdamente barato (30 € por persona para 3 días), no parecía que haciéndolo por nuestra cuenta fuésemos a descubrir nada nuevo e incluso la Lonely Planet (bastante enemiga de los tours) reconoce que aquí es la mejor forma de hacerlo.
Por todo eso decidimos caer en la tentación de que, por 3 días, nuestros destinos estuviesen escritos en una hojita de papel de la agencia de viaje.
La hoja en cuestión rezaba así:
Día 1:
- Nos recogen el el hotel a las 08:00
- Nos llevan al puerto (a 3 horas de Hanoi) y nos montan en el barco. Comemos pescado en el barco.
- Recorremos la bahía, viendo una cueva (Surprising Cave) y vemos algunos pueblecitos flotantes. Vemos una pelea de gallos.
- Nos bañamos y hacemos kayak o snorkel viendo la puesta de sol.
- Cenamos y dormimos en el barco.
Día 2:
- Después de desayunar vamos al Parque Nacional de Cat Ba (en la isla del mismo nombre) a hacer trekking escalando el monte Ngu Lam. Comemos en el hotel y volvemos al barco para ver la Monkey Island, villas flotantes y la playa.
- Paramos en la Turtle Island para nadar, kayak o snorkel.
- Cenamos y dormimos en un hotel de Cat Ba.
Día 3:
- Tomamos el sol
- Vemos una piscifactoría, una escuela flotante
- Nadamos, hacemos snorkel o kayak en la playa.
- Comemos
- Volvemos a Ha Noi.
A la hora de la verdad esto no se cumple ni de lejos. El primer día pasa a ser el segundo y viceversa (es decir, dormimos la primera noche en Cat Ba). No hemos visto las peleas de gallos, y la «piscifactoria» era bastante pequeña.
Sí hicimos kayak (sólo Sebas) y trekking (Sandra no se mató de milagro) y en general las comidas fueron aceptables y el alojamiento correcto. Por lo que pagamos de momento estamos encantados con el viaje.
Conocimos a un par de chicas argentinas encantadoras que nos permitieron tener nuestra primera conversación distendida en español desde que salimos (Fani no cuenta, es como de la familia). La verdad es que nos dieron buenos consejos sobre Tailandia e intercambiamos anécdotas de viaje y unas risas. No lo tuvieron fácil para bajar del barco (un vietnamita cabreado no es algo que uno vea a menudo, pero es «interesante»?)
Las fotos no hacen justicia al paisaje…no se ve la sensación de paz y tranquilidad ni el encanto de dormir en un barco con otros barcos llenos de lucecitas que se reflejan en el agua.
Tampoco quedan tan bien como querríamos las fotos de las cuevas (la iluminación que les ponen es para los turistas, pero quizás queda un poco cutre). Con luz y todo fué impresionante.
En cuanto a la excursión de trekking, la verdad es que nos costó sangre sudor y lágrimas alcanzar la cima. Las rocas era puntiagudas y la subida muy empinada. El guía nos sugirió varias veces que nos quedásemos sentados esperando a que el resto llegase arriba (se nos vería tan perjudicados?). Pero cuando te tocan el orgullo uno se anima con lo que sea, y ahí fuimos, y las vistas valían la pena.
Como gran novedad, Sandra ha visto la primera playa del viaje (y vietnamitas en gallumbos, un espectáculo/trauma inolvidable).
PD: Algún Merino ha hecho fortuna en estas islas vendiendo helados, como se ve en la última foto 🙂