Nos despertamos en nuestro último día en Ha Noi con los planes bastante claros. Nuestro tren-bala (12 horas para hacer 600 km) salía a las 23:00 y teníamos que abandonar el hotel a las 12:00, por lo que teníamos que ocupar unas 10 horas de tiempo libre haciendo el turista.
Lo primero fué el Templo de la Literatura. Recomendado por todas las guías como el templo mejor conservado de Ha Noi y representativo de la arquitectura vietnamita, la verdad es que no nos impresionó demasiado. Es de esas cosas bonitas que olvidas a los pocos días. Algunas fotos para ilustrarlo:
Nos comimos un par de platos de pasta en Papa Joe (un restaurant al que nos hicimos asiduos) y preguntamos en la oficina de turismo unas cuantas cosas. Allí vimos una megaoferta para volar de Ha Noi a Bangkok que nos hizo empezar a darle vueltas a un plan alternativo…
De ahí nos fuimos a darnos un merecido masaje. Por 8 € por persona nos daban 15 minutos de sauna, ducha, 90 minutos de masaje y otra ducha. Salimos un poco decepcionados del masaje pero renovados por las duchas y la sauna. A Sandra le pidieron una propina más generosa y a Sebas le preguntaron insistentemente si la chica de la otra sala era su esposa. Lo más seguro es que se ganaran algunas propinas mayores con los hombres…Podemos contarlo como el primer intento de «timo» (exigir propina e incluir prostitución en el servicio)
Al salir buscamos un libro de la Lonely Planet sobre todo el sudeste asiático (11 países en el mismo libro). Aquí se venden copias de esos libros (de mala calidad) por una miseria, cosa que a nuestro presupuesto le sienta genial. El vendedor nos pedía 26 dólares! (su precio original), para acabar vendiéndola por 8 dólares (tras varias escenas de drama del estilo «estoy perdiendo dinero»). Segundo intento de timo.
La cena, como es costumbre, en nuestro querido chiringuito callejero. Sebas se pidió una rana (no las ancas, sino toda la rana) pero no se la trajeron. Teníamos prisa y pedimos la cuenta. Le indicamos que la rana no había llegado, pero que no la queríamos, así que tenían que descontarla.
Delante nuestro, y con la cuenta delante, nos mostraron un plato que valía 30.000 dongs. Al finalizar la cuenta nos restaron 20.000 por la rana. Al principio no nos lo creíamos, pero tuvimos que hacerle notar que sabíamos restar, y que 20 no es igual a 30 en nuestro país. Tercer intento de timo.
Pasamos por el hotel a recoger nuestras mochilas y subimos a un taxi para ir a la estación (que está a 10 minutos andando, pero con mochilas es un palo). El taxista se negaba a poner el taxímetro, y nos ofrecía acordar el precio en 50.000 dongs. Le dijimos que preferiamos taxímetro, con lo que baja a 30.000. Al final amenazamos con bajar del taxi y pone el taxímetro. Precio final: 15.000 dongs. Cuarto intento de timo.
Llegamos a la estación de tren y nos cobran 1.000 dongs por persona por entrar al lavabo. Al salir vemos como un nativo entra sin pagar…y lo que es peor, un cartel en vietnamita que pone 500 dongs por persona. Quinto intento (con éxito) de timo.
Subimos al tren y a los pocos minutos, antes de que salga el tren, alguien nos ofrece un hotel en Hue (nuestro destino). Decimos que ya tenemos reserva y se larga. Sabemos por las guías que son timadores que te llevan a hoteles de mala muerte en los que te clavan unos precios desproporcionados por servicios ridículos. Sexto y último intento del día.
Desde luego Ha Noi es un lugar en el que debes tener la guardia en alto constantemente. Nos vamos a Hue sintiendo un poco de hostilidad ante los vietnamitas (ok, sólo a los que nos quieren timar, que han sido el 50% de los que nos hemos cruzado).